Desde hace unos cuantos días, mis vagabundeos por la blogosfera educativa estaban faltos de rumbo y de sentido. Sin el auxilio de Planeta Educativo, aparentemente inaccesible para mis amorosas y persistentes solicitudes (y eso que, para salir de dudas, he intentado conectarme desde tres o cuatro IPs distintas), todo era vagar y vagar por la Red, sin guía y sin propósito. Afortunadamente, hace diez minutos he podido comprobar, ¡por fin!, que Planeta Educativo carbura de nuevo.
Faro y centinela de los profesores blogueros (yo he escrito sobre él unas cuantas veces), Planeta Educativo ha vuelto a la normalidad. Por lo poco que conozco sobre su funcionamiento interno, no debe de ser fácil mantenerlo en perfecto estado de revista, y por eso tienen un mérito añadido los esfuerzos de quienes lo alimentan, lo cuidan y se ocupan de él día a día. Esperemos que permanezca en su puesto por mucho tiempo, tan señero, tan firme (como diría Gerardo Diego) y, sobre todo, tan útil.
La salud y los buenos amigos se añoran cuando faltan, y lo mismo ocurre con Planeta Educativo. Como hemos echado en falta las buenas costumbres y las herramientas puestas a nuestra disposición por esos compañeros de blogosfera que se dedican a hacernos más fácil la vida a los demás, sin pedir nada a cambio.
Planeta Educativo carbura de nuevo, y esa es una estupenda noticia. Que sea por muchos años, y que nosotros lo veamos.
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