Según la vigésima segunda edición del Diccionario de la lengua española, “estar en cuadro”, o “quedarse en cuadro” significa, cuando se aplica a una persona, ‘haber perdido su familia o sus bienes de fortuna, quedándose aislado, pobre o con nada más que lo puesto’. Parece que el origen de la expresión procede el ámbito militar, en el cual se utilizaba para designar la situación en la que queda una unidad desprovista de su tropa y reducida a sus mandos militares, es decir, “el cuadro de mando”.
Estoy seguro de que el origen de la expresión y la metonimia o metáfora que ha dado lugar al cambio de sentido (el desplazamiento puede atribuirse tanto a una causa como a la otra, según la perspectiva que se adopte), le importarán muy poco al infortunado poseedor de la bicicleta cuyos restos me encontré el pasado domingo por la tarde, muy cerca del ascensor urbano de la calle Erletokieta, que comunica la Avenida de Zaragoza con la calle Abejeras. La fotografía que aparece al final del artículo da testimonio del triste estado en que quedó la bici, amarrada con cadena y candado a una plaza de aparcamiento de bicicletas, pero sin ruedas ni manillar.
He enseñado la foto a varias personas, y a todas les ha costado un cierto esfuerzo reconocer el vehículo. Naturalmente, ello se debe al hecho de que el objeto ha perdido sus elementos funcionales más distintivos, pero quiero creer que la dificultad para percibir visualmente la bicicleta a partir de los restos de su esqueleto tiene también mucho que ver con la emoción patética que suscitan los objetos familiares cuando se vuelven inútiles y quedan rotos, abandonados y a la intemperie.
En todo caso, hay que ser desalmado para invertir tanto tiempo y esfuerzo como los que fueron necesarios para desmontar ruedas, manillar y otros elementos de la bicicleta, y dejar tirados el cuadro y el sillín. Algunos dirán que es un efecto más de la crisis. Yo creo, en cambio, que con crisis o sin ella hay unos cuantos sinvergüenzas sueltos por esos mundos de Dios.
Fultxo dice
Yo pensé por el título que ibas a escribir la crítica de la última de Tornatore. :-)
Eduardo Larequi dice
Pues no, no la he visto. ¿Qué tal está? He leído críticas dispares, aunque me gusta mucho Geoffrey Rush, y seguramente acabe por ir a verla.
Corsario Negro dice
Philip Kerr ha publicado un nuevo libro «un hombre sin aliento»; leyendo Bomarzo y Nocturnos de John Connolly
Eduardo Larequi dice
Perdona que no haya respondido a tu mensaje, Víctor. El sistema de comentarios se ha tragado el tuyo y lo ha considerado como spam. En cuanto al libro de Kerr, intentaré hacerme con él cuanto antes, aunque tengo un montón de libros pendientes, entre ellos Nocturnos, de John Connolly.