Los aficionados a la literatura y el cine de ciencia ficción nos encontramos de enhorabuena, porque desde la semana pasada está disponible en la red el número 12 de la revista Hélice, dedicado precisamente a las no siempre fáciles y a menudo conflictivas y tensas relaciones entre textos literarios y cinematográficos pertenecientes al ámbito de la narración de ficción científica, ficción especulativa, prospectiva, o como cada cual prefiera denominar a dicho género.
Desde que apareció el número anterior, en enero de 2009, han pasado casi 10 meses, que suponen una cierta interrupción de la ya consolidada tradición de periodicidad de la revista (sé de buena tinta que los miembros de la Asociación Cultural Xatafi han estado entregados a proyectos que han consumido hasta la última gota de sus aparentemente inagotables energías). Sin embargo, no hay duda de que la espera ha merecido la pena, porque Hélice 12 es un número monumental, de 124 páginas, lo que prácticamente triplica la extensión habitual de la publicación.
El índice no puede ser más jugoso: un estupendo artículo de Alberto Murcia sobre el cine de zombies, muy valiosas aportaciones de Fernando Ángel Moreno y Joaquín Moreno Álamo sobre Blade Runner (la primera de ellas, realmente enciclopédica), un interesante intento de clasificación estética del cine de ciencia ficción a cargo de Eduardo Vaquerizo, la reivindicación de un enfoque genuinamente español sobre el cine del fin del mundo que propone Julián Díez a propósito de 3 días, de F. Javier Gutiérrez, las críticas de Fernando Ángel Moreno acerca de El ansia, de Tony Scott, y de Óscar Casado Díaz, sobre la celebérrima Brazil, de Terry Gilliam (por cierto, una película y un director que a mí siempre se me han indigestado), una reflexión de Alfonso Merelo en torno a la tendencia milenarista que parece cuajar en buen número de series televisivas contemporáneas, una muy bien documentada incursión de Sara Martín Alegre sobre el personaje de Frankenstein, con especial atención al Frankenstein desencadenado de Brian Aldiss, y por supuesto la habitual “doble hélice” de David Jasso y Antonio Rómar acerca del Watchmen de Zack Snyder.
Y, last but not least, si se me permite la falsa modestia (entre otras razones, porque no es la última de las colaboraciones que aparecen en el índice), un artículo mío sobre las dos versiones de Ultimátum a la Tierra: el clásico de Robert Wise (1951), y la reciente película homónima de Scott Derrickson (2008), quizás no tan endeble como parece a primera vista, pero a mi modo de ver muy inferior a su ilustre antecesora.
Coincidiendo con la publicación de este esperadísimo duodécimo número de Hélice, he estado haciendo algunos experimentos con diversos documentos en formato PDF. El primero ha tenido justamente como protagonista la citada entrega de la revista, sobre la que estuve haciendo diversas intentonas de transformación al formato DOC. De todas ellas, la más exitosa (y de hecho, la única que dio como resultado un documento presentable) fue la del servicio Convert PDF to Word (DOC), que tras una espera ciertamente larga me envió por email un documento formateado con esmero y prácticamente idéntico al original.
El segundo juego de experimentos se produjo en sentido contrario. En esta ocasión se trataba de transformar documentos web a PDF, siguiendo las propuestas de dos recientes artículos de Felipe Zayas (De nuevo hablo de Loop) y Francisco José Ruiz Rey (Zinepal. Tu blog en PDF), complementados por algún otro recurso que descubrí por mis propios medios. El resultado son tres PDFs que me han servido no sólo para apreciar las ventajas e inconvenientes de cada uno de los servicios utilizados (la extensión Loop para Firefox, Zinepal y htm2pdf), sino también para dar lustre a una reciente meta-entrada, Los ciento y pico libros del Tigre, cuyo final luce a partir de ahora muy lindo, gracias al complemento de tres PDF (que, en rigor, son tres versiones del mismo contenido), por si alguien se los quiere descargar, imprimir o/y guardar a buen recaudo.
Lu dice
Tu entrada me ha inspirado el neologismo «pdfear» (léase «pedefear»). Y, ya puestos, por qué no «cinefilear», es decir, visitar a cinéfilos de reconocido prestigio.
Eduardo Larequi dice
¿Y qué tal «empedefear» para la acción consistente en transformar algo en PDF? ¿Te figuras, Lu, lo bonitos que quedarían nuestros currículos y nuestras presentaciones con algo así como «Fulanito de Tal o Menganita de Cual, cinéfilo/a empedefeante»?
Lu dice
Me lo imagino y me da la risa. Aunque muchos tecnicismos actuales, también.
Lo divertido es crear/inventar palabras. Y si no que se lo pregunten a la joven andaluza que dio con el término «mileurista».
Antonio dice
No sé si comentar o no en este nido de «pedéfilos» (aunque sin llegar «pedefastas»). Estas herramientas son interesantes; en la asignatura de Trabajo Monográfico les obligo a enviar todo en PDF, así que me viene bien tener estos recursos a mano.
En cuanto al número de Hélice, me lo guardo también con afán de urraca, pues, además de tu artículo, me interesan el de Brazil y el de los milenarismos. Gracias.
P.D. El PDF que enlazas de Hélice no se me abría, así que he tenido que descargarlo de la página de ellos.
Eduardo Larequi dice
Estuve a punto de no responder al comentario de Lu por las dudosas asociaciones del neologismo, en las que veo que tú ya has reparado (ay, ay, ay, Antonio, nos pierde el ingenio).
Enseguida voy a corregir en enlace, que efectivamente sólo conduce a una página de error.
Me alegro de que te sean útiles las herramientas de conversión a PDF. Ayer encontré otra, que mencionaba el número 224 la revista Pc Actual: se llama Tabbloid, y lo tienes en http://www.tabbloid.com/.