Según la vigésima segunda edición del Diccionario de la lengua española, “estar en cuadro”, o “quedarse en cuadro” significa, cuando se aplica a una persona, ‘haber perdido su familia o sus bienes de fortuna, quedándose aislado, pobre o con nada más que lo puesto’. Parece que el origen de la expresión procede el ámbito militar, en el cual se utilizaba para designar la situación en la que queda una unidad desprovista de su tropa y reducida a sus mandos militares, es decir, “el cuadro de mando”.
Estoy seguro de que el origen de la expresión y la metonimia o metáfora que ha dado lugar al cambio de sentido (el desplazamiento puede atribuirse tanto a una causa como a la otra, según la perspectiva que se adopte), le importarán muy poco al infortunado poseedor de la bicicleta cuyos restos me encontré el pasado domingo por la tarde, muy cerca del ascensor urbano de la calle Erletokieta, que comunica la Avenida de Zaragoza con la calle Abejeras. La fotografía que aparece al final del artículo da testimonio del triste estado en que quedó la bici, amarrada con cadena y candado a una plaza de aparcamiento de bicicletas, pero sin ruedas ni manillar.
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