Repasando la bitácora (cuyo proveedor de alojamiento me está dando muchos disgustos; si alguien sabe de un buen proveedor para un WordPress cargado de plugins, me haría un favor al decírmelo), he comprobado que hace algo más de un mes que no dedico una entrada a mis lecturas. No es que haya dejado de leer, pero entre unas cosas y otras –algunos desajustes en mi red, colaboraciones con otras publicaciones, pruebas con Linux, el maldito hosting– no he encontrado el tiempo y la tranquilidad necesarios para ponerme a escribir de lo que más me gusta, la literatura.
Por otra parte, ninguno de los cuatro libros de los que voy a tratar a continuación me han gustado especialmente. Y, claro, sin una pequeña dosis de entusiasmo de por medio, uno se va deslizando por la peligrosa pendiente de la pereza y el abandono. Más vale que llega el fin de semana, con sus promesas de tiempo y tranquilidad. Con esta perspectiva, me he animado a poner por escrito unas breves impresiones de las cuatro novelas que he leído en las últimas fechas.
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