Conviene afirmarlo con rotundidad desde el principio de la reseña: Viaje con Clara por Alemania, séptima novela del escritor donostiarra Fernando Aramburu, es una obra divertidísima, chispeante, ingeniosa, tronchante por momentos, que se disfruta en todas y cada una de sus páginas, y que contiene unos cuantos episodios antológicos, de esos que no deberían faltar en una recopilación de la mejor narrativa española contemporánea. Le corresponde además un mérito singular, pues se trata de una novela muy original, y ello a pesar de que ni por la perspectiva narrativa adoptada, ni por la estructura del relato, ni por las situaciones, los escenarios o los personajes pudiera parecerlo en un principio.
La originalidad de la novela brota de la actitud de un escritor que, con toda evidencia, ha sabido darse a sí mismo plena libertad para escribir como le ha venido en gana, sin encorsetamientos y sin rigideces, con una envidiable y sanísima falta de respeto a las convenciones literarias y sociales, desde una perspectiva risueña y desfachatada que constituye un síntoma elocuente del más auténtico humorismo. El viaje por Alemania que emprenden los dos protagonistas de la novela constituye un marco muy apropiado para disfrutar de tal libertad, porque, con su estructura episódica y su obligada adaptación a los sucesos acontecidos en su transcurso, permite prescindir de muchas de las ataduras que otras formas novelísticas imponen al escritor.
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