A fe mía que he intentado resistirme y morderme la lengua con todas mis fuerzas, pero tras leer hoy un artículo de El País titulado El pesimismo de los expertos, me he decidido a navegar en ese proceloso mar que es el Informe PISA 2006 y la glosa e interpretación de sus resultados. Prescindo de cualquier análisis sobre el particular, pues no dispongo de mejores datos ni tengo opiniones más fundadas que las de los miles de expertos que ya han intervenido en este asunto.
Sólo quiero poner de manifiesto mi malestar (más bien mi indignación) ante una de las soluciones que algunos medios apuntan para paliar la aparentemente catastrófica situación del sistema educativo español: mejorar la selección del profesorado que lo imparte. Escribe Joaquina Prades en el artículo ya citado:
En España cualquier licenciado puede impartir clase, tras superar una oposición basada en la memoria. En Finlandia, en cambio, la Universidad veta a los que no saben enseñar, aunque hayan obtenido el grado de cum laude. Alejandro Tiana recuerda que Educación exigirá a partir de 2009 un máster de un año que ayudará a los licenciados a transmitir mejor sus conocimientos. A medio plazo, estos profesores sustituirán a los actuales, tanto a los que saben enseñar como a quienes, carentes de ese don, convierten su asignatura en un tormento para el alumnado.
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