Los proyectos gubernamentales contra la piratería y en favor (supuestamente) de la protección de los derechos de autor comienzan a tocar las narices a mucha gente. No tengo nada contra las medidas en contra de quienes se lucran con la piratería discográfica o con la copia indiscriminada de material protegido por copyright; es más, me parece que tales medidas son de justicia. Al fin y al cabo, también yo he sufrido algún modesto ataque contra mis derechos de autor.
Ahora bien, que ministros y ministras se echen en brazos de la industria del entretenimiento y se conviertan en simples propagandistas de los intereses de la SGAE y de las organizaciones gremiales queda más que feo. Da la impresión de que con las últimas iniciativas legales están pagando favores previos (recordemos la oposición de muchos actores, cantantes y artistas a la guerra de Irak) y construyendo el marco legal que haga posible una red de subvenciones encubiertas y de protección clientelar.
Las leyes deben proteger la cultura, sí, pero promoviendo su máxima difusión, no poniendo puertas al campo. No se puede penalizar a los ciudadanos (con canon para todo, para discos duros, para líneas ADSL y por ese camino vamos a llegar hasta gravar los lapiceros), sino proporcionarles las infraestructuras y las medidas legales que les permitan disfrutar los bienes de la cultura y difundir sus obras en las mejores condiciones.
Por eso, os animo a todos a que os suméis al Manifiesto por la Liberación de la Cultura, una iniciativa muy interesante que no ha hecho más que comenzar, pero que ya ha sumado miles de adhesiones. Formemos, entre todos, una multitud contra el canon.
david y milagros dice
Nos ha gustado mucho!! es un petardo…