En los últimos días, he comprobado cómo unos cuantos compañeros blogueros se han sumado al manifiesto «Soy un blogfesor» (o a su versión de género femenino, «Soy una blogfesora»). En un primer momento, estuve tentado de adherirme, incluso a pesar del barbarismo tan poco eufónico que da nombre a la iniciativa y a cuya difusión yo mismo, con inconsecuencia digna de mejor causa, he contribuido alguna vez (véase, por ejemplo, «El Tigre en Tagzania», mi colaboración con el meme que recientemente convocó Bitácora del galeón).
Lo que finalmente me disuadió de sumarme a esta iniciativa no fue su título (aunque es cierto que hubiera preferido algo así como «Soy un profesor bloguero»), sino el contenido del manifiesto. No tengo ningún inconveniente en suscribir la mayor parte de sus afirmaciones, pero hay algunas que me producen cierta inquietud. Antes de exponerlas, quiero dejar bien claro que respeto las razones que otros colegas han tenido para sumarse a esta iniciativa. Yo expongo los motivos que me inducen a discrepar de ciertos principios enunciados en el manifiesto, con algunas consideraciones que me parecen de interés para la blogosfera educativa.
- «Soy un blogfesor porque creo en el poder terapéutico de los weblogs». No estoy tan seguro de que tal poder sea indiscutible o universalmente benéfico, más allá de ciertas obviedades más metafóricas que reales. Los blogs tal vez curen algunas enfermedades (la rutinitis o la acomoditis, por ejemplo), pero también promueven otras patologías, y no es la menor de ellas la exacerbación de la tendencia al narcisismo, la tautología y la endogamia que solemos padecer los docentes.
- «Soy un blogfesor porque mis «web feeds» son mi biblioteca personal preferida». Vale, es verdad que consulto algunos blogs todos o casi todos los días, que he hecho de Planeta Educativo mi web de cabecera al comenzar la jornada, y que he divulgado su URL entre los compañeros del trabajo. Sin embargo, de ahí a afirmar que una o varias fuentes RSS constituyan mi biblioteca personal preferida va un abismo. Por no salir del ámbito de Internet (cuya lectura, por lo general, no es tan apasionante como la de otro tipo de textos), yo sigo confiando en Google, e incluso en el vagabundaje informal, para profundizar en los temas que más me interesan.
- «Soy un blogfesor porque considero que bloguear es una práctica espiritual» y «soy un blogfesor porque bloguear es un camino con corazón». Francamente, estas dos declaraciones me parecen demasiado retóricas y vacías de contenido para un decálogo o dodecálogo que pretenda tomarse en serio. No sé por qué habría de considerarse el bloguear como una práctica más espiritual, o en la que se pone más corazón, que otras más prosaicas y habituales, como hablar, escribir o, simplemente, hacer ese millón de cosas diferentes a que los docentes estamos obligados por nuestra profesión.
Lo que pretendo decir es que no debemos sacar las cosas de quicio, ni tomar el rábano por las hojas, ni exagerar indebidamente o convertir nuestros respectivos trayectos blogosféricos en una especie de manifestación trascendente (eso de que ser blogfesor constituya una «Filosofía de Vida» tiene miga) que, al menos desde mi punto de vista, no lo es ni pretende serlo. Es cierto que el manifiesto sólo incluye a quien quiera suscribirlo, y que cualquier docente que escriba habitualmente en blogs puede proponer otro en sus propios y particulares términos. Yo lo hice, en cierto modo, con esa declaración de principios humorística (ma non troppo) que fue el meme de ripios blogueros, pero lo que pretendía con ella era animar a mis compañeros a poner en valor sus propios objetivos, y no a declarar los míos como norma universal.
De aquí el malestar que siento ante este tipo de manifiestos, con cuya difusión se corre el riesgo de convertir la blogosfera educativa en una especie de coto vedado para expertos e iniciados, en un cónclave de partidarios de determinadas escuelas pedagógicas (no sé muy bien cuáles, la verdad), y en una isla espiritualista, muy hermosa y exótica sobre el papel, pero probablemente demasiado ajena a la práctica cotidiana de nuestro oficio.
Lu dice
Yo leí el manifiesto en el blog DigiZen y decidí no adherirme, a pesar de que otros compañeros, a quienes aprecio muchísimo, me animaron a hacerlo. Yo respondí con el silencio y no tuve el valor de exponer abiertamente mis discrepancias tal y como has hecho tú.
En una primera lectura, percibí un cierto aire de gueto en el manifiesto. Posteriormente, volví sobre él y fui descubriendo nueva fisuras.
Hasta estuve tentada de escribir un contra-manifiesto, pero desistí (el tiempo no me sobra más que para el disfrute y esta labor no prometía placer ninguno).
Bien, tu post me ha servido en bandeja la posibilidad de manifestarme.
Javier Escajedo Arrese dice
Confieso avergonzado que me apunté prácticamente sin leerme todo el manifiesto. No obstante me bastan dos apartados para quedarme con el “fichaje”:
…porque mi bitácora se ha convertido en un mecanismo efectivo para aprender y enseñar. (mecanismo más… diría yo).
…porque creo en la inteligencia colectiva de la blogosfera. (conocimiento compartido… diría yo).
En ambos casos, viene a ser lo mismo. Respecto a lo demás, estoy de acuerdo contigo y con Lu.
Eduardo Larequi dice
Gracias, Lu y Javier, por vuestras observaciones.
Yo me lo pensé más de dos veces antes de redactar la entrada, porque varios de los principios del manifiesto son irrebatibles, y porque me daba cierto «yuyu» meterme en polémicas.
Al final, consideré conveniente y necesario intervenir, aunque no fuera más que para no verme obligado a rumiar en silencio mi malestar. Ya se sabe que tragarse este tipo de cosas acaba desembocando en la neurosis.
Isidro Vidal dice
Claro que acaba en neurosis Miguel, y como no estás seguro del valor terapéutico de los blogs el tratamiento te iba a salir más caro.
Saludos
Miguel L. Vidal dice
Yo soy el otro Miguel, el de la iniciativa de Tagzania. Elegí el término blogfesor porque me pareció simpático y una etiqueta sólo puede ser una palabra, a no ser que la formemos con guiones, cosa que me hace dudar de la corrección.
El objetivo de mi iniciativa no guarda relación con el manifiesto como tal, aunque asumo el término. Los razones o principios por los que lance la iniciativa son los están en el post.
Resumo:
Situar geográficamente los blogs de los profesores para tener una visión geográfica y generar flujos de entradas, entre ellos el que pudiera derivarse de la localización.
Impulsar la vertiente conversacional de los blogs educativos, que es la característica que estructura la blogosfera.
Hacer un esfuerzo más para que la blogosfera sea en una referencia para la mayoría del profesorado comprometido en tareas de innovación.
Lo que a cada uno le impulsa incluirse en el mapa de blogfesor es cosa de cada uno, los míos y por los que pedía la adhesión al mapa están claros.
Angus dice
Hola a todos,
me sumé al manifiesto más por adherirme a una «comunidad» que por suscribir todas y cada una de sus declaraciones. Es cierto que una biblioteca personal es insustituible, como señala Eduardo, que no comparto ningún tipo de misticismo y que aunque interesada en el valor educativo de los blog, no es, en modo alguno, mi filosofía de vida. Pero, suscribo el documento desde una lectura menos rigurosa.
De todas formas, me ha gustado el tono crítico de este artículo y el de sus comentaristas.
Saludos
Eduardo Larequi dice
He estado un día fuera, alejado de los ordenadores e Internet, y me he debido de perder algo. Isidro, ¿el Miguel al que saludas soy yo, o es otro? Parafraseando la canción, «yo no me llamo Miguel», sino Eduardo.
Creo que lo que he escrito no necesita muchas aclaraciones, pero por si acaso las voy a hacer: mi entrada no tiene la menor intención crítica hacia Tagzania, antes al contrario, sino hacia ciertas derivaciones conexas con el misticismo, como dice Angus, en la consideración de la actividad bloguera.
En cuanto al término «blogfesor», me aplico lo que yo mismo he recomendado en mi entrada: no hay que exagerar ni sacar los pies del tiesto. La palabra es tan válida como cualquier otra, sobre todo porque parece que el uso la va consagrando. Lo que pasa es que yo soy profesor de Lengua Castellana y Literatura y, por tanto, a veces un poco rigorista en cuanto a la adopción de términos tomados del inglés.
La categoría de profesor de Lengua no me impide ser inconsecuente y víctima de contradicciones múltiples. «Blogfesor» tal vez no sea mi palabra favorita, pero desde luego sí lo es «Tagzania», una iniciativa muy útil para contemplar de un rapidísimo vistazo el mapa, nunca mejor dicho, de la blogosfera educativa. Por cierto, aunque el nombre sea un barbarismo parcial, el recurso al inglés está más que justificado, pues es todo un hallazgo verbal: económico, expresivo, rotundo, evocador, exótico y castizo al mismo tiempo. Mi más sincera felicitación por la invención, Miguel. No sabes la envidia que me da no tener tu imaginación y rapidez de reflejos. En Tagzania me di de alta hace poco, con la etiqueta de «blogfesor» incluida (ya ves que yo soy el primer inconsecuente del mundo blogosférico).
Betote dice
Los blogs, como todo, son un vehículo cultural más, que cada cual puede utilizar de mil maneras distintas, desde colgar las fotos de tetas que más le gustan a publicar el propio diario, sacar a la luz la vena artística, ejercer de periodista amateur…
Es un error intentar monopolizarlo, sea para el uso que sea (aunque pueda parecernos un uso muy loable).
Un saludo.
Isidro Vidal dice
Eduardo, ha sido un lapsus no sé en que estaría pensando. Perdón.
Saludos
Mario dice
Estimado Eduardo;
Gracias por prestar tu atención al manifiesto del blogfesor. En ocasiones pienso que la idea nunca debió salir como manifiesto pues en realidad son unas reflexiones muy personales para describir el impacto que están teniendo los blogs en mi desarrollo personal y profesional. Sin embargo, considero que lo más importante no es cada uno de los principios sino la idea general del poder transformador de los blogs. En relación a los puntos que levantas sobre el manifiesto quiero aclarar lo siguiente:
1. No digo que los blogs no tengan un aspecto obscuro, lo que señalo es que tienen una dimensión terapéutica.
2. “Soy un blogfesor porque mis “web feeds” son mi biblioteca personal preferida”. Aunque hay un poco de exageración en esta declaración, aprendo tanto de mis fuentes de RSS que sigo apoyando la misma.
3. “Soy un blogfesor porque considero que bloguear es una práctica espiritual” y “soy un blogfesor porque bloguear es un camino con corazón”. Sobre esto escribes: «Francamente, estas dos declaraciones me parecen demasiado retóricas y vacías de contenido para un decálogo o dodecálogo que pretenda tomarse en serio.» La transformación de consciencia que ha producido en mi el bloguear se describe mejor de esa manera. Le ha impartido un nuevo significado al acto de aprender. El asunto es uno de mucha seriedad.
Lo valioso de todo esto no es el manifiesto como tal sino los 174 «blogfesores» (lo siento por el barbarismo pero me encanta) que se han unido al directorio: http://www.blogfesor.org/blogfesores/ . Esto me ha permitido conocer nuevos blogs educativos que de otra manera hubiera sido imposible conocerlos.
Lo que te puedo asegurar es que trabajamos con mucha dedicación y seriedad. No tenemos necesidad de seguidores, ni promovemos ningún tipo de fanatismo.
Eduardo Larequi dice
Gracias por tu comentario, Mario. Todo lo que haces en la blogosfera es tan valioso que cualquier discrepancia que yo pueda tener respecto al contenido del manifiesto es ridícula. Te aseguro que mis apostillas están escritas desde el mayor de los respetos y la máxima admiración. Si hay en ellas algún término un poco fuerte o alguna expresión que pueda sonar ofensiva, te ofrezco mis más sinceras disculpas.
En todo caso, sigo con mucha atención tu blog, que es toda una fuente de inspiración y recursos. Te deseo un año 2007 muy próspero, y tan creativo y fructífero como han sido los anteriores.
Mario dice
Eduardo;
Respondí a tu comentario porque de tu blog se entiende que eres un profesional de primera. De lo contrario no le hubiese hecho caso. Por eso me tomé un tiempo en responder.
Toda crítica nos ayuda a mirar lo que hacemos y su impacto en los demás. La tuya también tuvo el beneficioso de que me acercó a tu excelente blog. Lo mejor para ti y tu familia en el nuevo año y siempre.