Aunque el título de la entrada lo sugiera, no voy a escribir una reseña de la celebérrima película de François Truffaut, sino otra cosa muy distinta. Aprovechándome del tirón del film (que me disculpen mis lectores por recurrir a un truco bloguero tan viejo y tan evidente), quiero aludir a un hecho más humilde y cercano: que en sus treinta meses de vida La Bitácora del Tigre acumula ya en su base de datos nada menos que cuatrocientas entradas, además de doce páginas estáticas. Sale, pues, a algo más de diez entradas al mes, lo que no está del todo mal.
En su día me prometí a mí mismo disparar fuegos artificiales virtuales el día que el blog acumulara un millón de palabras. Ignoro por dónde andará la cifra ahora, porque el plugin que controlaba esta cifra se perdió en alguno de los muchos cambios y transformaciones que ha sufrido la bitácora. No puedo disparar la autoprometida colección de salvas de artillería (y me da pena no hacerlo, porque me encanta el olor de la pólvora), de modo que tendré que conformarme con una celebración más modesta.
Que puede ser, por ejemplo, y a tono con la vocación cinéfila de este blog y con el título de la presente entrada, una cita del film de Truffaut con el que ésta comenzaba. He aquí, pues, la secuencia final de Los 400 golpes, o Les quatre cents coups, que es su título original, con uno de los actores fetiche del director francés (y de la nouvelle vague francesa), Jean-Pierre Léaud, entonces un jovencito de catorce años, en el episodio de la huida del reformatorio, que es todo un canto a la libertad y a la alegría de vivir. Pocas veces el cine ha logrado un travelling tan maravilloso como el que protagoniza el joven Antoine Doinel, que el propio Truffaut reconocía como un cercano trasunto suyo, por la playa interminable y vacía.
Lu dice
Cuatrocientas jugosas entradas merecen…
repique de campanas
retumbar de tambores
fuegos artificiales
la virtualidad puede abarcar esto y más.
Mis felicitaciones
Eduardo Larequi dice
Sí, la verdad es que tendría que haberme esforzado un poco más. Insertar, por ejemplo, alguna de esas maravillosas y juguetonas animaciones en Flash con que suelen deleitarnos Paco Muñoz o Aníbal de la Torre. O, ya puestos a las celebraciones, cambiar de tema y poner algún otro un poco menos minimalista. Pero bueno, esto es lo que hay.
Gracias por tus buenos deseos, Lu.
Angus dice
Felicidades Eduardo.
Si pudiera te enviaba desde Valencia unos de esos fuegos artificiales que tanto te gustan.
Y compartiendo aficiones cinéfilas te diré que hace poco volví a ver Los 400 golpes; además del espléndido final, como tú señalas, debería ser una película de visionado obligado para cualquier educador.
Eduardo Larequi dice
Estamos de acuerdo, Angus. Y eso que el cine de la nouvelle vague francesa, con sus pretensiones intelectuales, me pone a veces un poco nervioso.
Laura Álvarez dice
Felicidades, para tí y para todos los que te leemos.
Eduardo Larequi dice
Gracias a ti por leerme, Laura, y feliz comienzo de curso.
oMar dice
Hola. Llegué a este blog buscando algunas referencias sobre los 400 golpes de truffaut y me encuentro con entradas que prometen. Me dare unas vueltas por acá. Saludos.
Y si me quieren colaborar, estoy escribiendo una entrada sobre Los 400 Golpes, así que les agradecería comentarios: http://cineforumentrecafes.blogspot.com/
Eduardo Larequi dice
Por alguna razón (supongo que por el enlace incluido), tu comentario había sido considerado como spam, oMar. Gracias por visitar el blog, y ojalá que te resulte útil.