
Supongo que muchos lectores de La Bitácora del Tigre habrán sufrido abusos semejantes al que voy a relatar aquí, y que por tanto entenderán mi lógico cabreo. Resulta que después de una interminable jornada laboral (siete horas y tres cuartos por la mañana y otras tres por la tarde), llega uno a casa, se pone a escuchar una selección de fragmentos para piano (Best Piano Classics 100, una colección de seis discos de la EMI, publicada en 2005) y de repente suena el móvil.
Descuelgo sin prestar mucha atención al origen de la llamada, y al otro lado del hilo telefónico (es un decir) suena una voz femenina que, con la cantinela bien aprendida, me informa de no sé qué campaña para activar un servicio gratuito de Movistar. Yo le contesto que no me interesa y la voz me porfía: “es que se trata de un servicio gratuito”. Le reitero mi desinterés en tal asunto, pues ya pago un móvil y una conexión ADSL a Internet que incluye llamadas nacionales, y le hago ver, en tono deliberadamente irritado, que las 21,10 de la noche no son el mejor momento del día para soportar la publicidad telefónica.
La voz me responde que ésa es la hora a la que pueden llamarme y yo empiezo a perder la paciencia. Le pido que me dejen en paz, que informe a sus jefes de que no quiero publicidad telefónica a semejantes horas y le conmino con emprender acciones legales o/y darme de baja en la compañía. La voz, impertérrita, señala que si quiero transmitir una queja tengo que ponerme en contacto con el teléfono X del departamento Y en la sección Z. Harto y más harto, a punto de soltar un exabrupto, cuelgo el teléfono.
El episodio es uno de entre los muchos que tengo que soportar a lo largo del año. Múltiples empresas de lo más variopinto se han hecho con nuestros números de teléfono (fijo y móviles) y nos llaman con frecuencia mucho mayor de lo deseable, para vendernos servicios que jamás hemos pedido y que desde luego no nos interesan (y aunque nos interesaran, ya sabríamos nosotros buscarlos sin necesidad de esa murga insoportable). Algo de perverso debe haber en las mentes de los programadores de tales llamadas, porque tienen una insidiosa tendencia a efectuarlas a la hora de la siesta, o incluso a la de la cena.
¿No hay ninguna ley que prohíba y penalice estas prácticas, sin necesidad de que el usuario se dé de alta en una recóndita covachuela de la misma empresa a la que enriquece con las tarifas que paga religiosamente, mes tras mes? ¿Hasta dónde va a llegar el afán invasivo de una publicidad que se le mete a uno por las orejas cuando más necesita el sosiego y la tranquilidad? En fin, debe de ser que los de Movistar han leído mi reciente artículo sobre la publicidad en los sitios web educativos y se han dicho: “pues si quieres publicidad, la vas a tener hasta hartar, chaval”.
En mi casa siempre llaman en la sobremesa, cuando uno intenta relajarse mínimamente. Hace un tiempo, circuló un texto gracioso sobre este asunto que recogí en una de las primeras entradas de mi blog.
Todo lo relacionado con los anuncios y propagandas de telefonica, normalmente son molestos cuando estás descansando o trabajando, pero se puede aceptar.
Lo que no se puede aceptar, es que te pasen al cobro, una factura el 1 de Julio del 2010, cargando el 18% de IVA en un consumo de llamadas efectuadas, entre el 18 de Mayo y el 17 de Junio del 2010, que todavia no le afecta el 18% de IVA, que entra en vigor el 1 de Julio de 2010.
A mi parecér esto es un abuso, pues pienso que tantas facturas como la mia, engrosan los beneficios de Telefonica a costa de los consumidores, que estamos pasando bastante mal estos tiempos, como para que nos cobren, un IVA del 18% en unos meses que no existia
Abusos, abusos y más abusos. Lo de las compañías de telefonía fija y móvil en España no tiene nombre, Antonio.
Genial el relato, Antonio. Me suena que en su día lo leí, pero he disfrutado de nuevo con él. Ay, si todos tuviéramos la serenidad y el ingenio para reaccionar así, a lo mejor conseguíamos que los call center publicitarios cerraran sus puertas.
A mi me pasa no sólo con telefónica, también jazztel, ya.com, seguros de muertos, hidroeléctrica, etc
Creo que son empresas fantasmas a la captura del más débil.
Yo los mando al water y les cuelgo.
El gobierno sí puede hacer algo pero no quiere porque ya les ha abierto sus odorosas posaderas en todo su esplendor a dichas multinacionales y claro, ahora es muy difícil poder cerrarlas con seguridad ;-)
Saludos :-)
No entiendo cómo se me pudo pasar el relato de Antonio. La ocasión es buena para leerlo y disfrutarlo.
Por cierto, recientemente Màrius Serra, escritor y colaborador de La Vanguardia escribió una columna en la que recogía excusas que los lectores le habían mandado para salir airosos de situaciones como la que describes tú, Eduardo.
Ahora recuerdo varias:
Una lectora decía que cuando llamaban, le pasaba el teléfono a su hija de 4 años a quien le divierte hablar por teléfono.
Un lector decía que él siempre alegaba que tenía el teléfono direccionado a su móvil y que en ese momento viajaba en coche e iba a entrar en un túnel.
Yo lo tengo fácil. Por teléfono, mi voz suena infantil, así que cuando llaman a casa siempre les digo que mis padres no están. Liquido el asunto en cuestión de segundos.
Como ves, el cansancio de los usuarios es general.
Buenísimo el texto!
Alguna vez he intentado reaccionar así, pero no paso de la primera pregunta. Realmente están bien entrenados y no dejan casi flancos descubiertos.
A mí han llegado a llamarme a las 22:30 y entonces directamente les grito que no son horas y cuelgo.
En cuanto a nuestros datos, creo que en su día Telefónica hizo un gran negocio vendiendo a la competencia los datos de todos sus usuarios, excepto, claro, de los que solicitaran lo contrario.
Ya sabemos que la política de estas empresas es siempre la de meterte el dedo en el ojo, aunque siempre ofreciéndote la posibilidad de que les solicites por favor que no lo hagan.
Un saludo
Otra divertida réplica a los teleoperadores publicada hoy en El País:
http://www.elpais.com/articulo/cataluna/acoso/telefonico/elpepuespcat/20080610elpcat_14/Tes
Saludos
pues a mi cuando me llaman me gusta tomarles el pelo. Entiendo que los que llaman están haciendo su trabajo, pero les dejo que suelten el rollo el rollo y juego con ellos un poco en plan «sí, es una tarifa excelente, pero prefiero pagar más»
mejor reirse que enfadarse :D
A mi me ha llamado un bendito hijo de su madre 7 veces en menos de una hora. Primero le he respondido con tranquilidad (para ser que llaman cada día). Más tarde me he acordado de su família al completo. Finalmente sólo he respondido «Sí» a todas sus preguntas hasta que se ha cansado.
Lástima que no existan las telecollejas ni los teleescupitajos.
La carcajada está asegurada…durante siempre.
http://www.youtube.com/watch?v=uyvoFNNLiGU
Saludos