El Prrofesor Potâchov de Moldavia ha publicado hace pocas horas una entrada en la que se pregunta, con su habitual retranca, sobre la conveniencia de la publicidad en los sitios web educativos. La Bitácora del Tigre ya se ha pronunciado alguna vez sobre este tema: en concreto, en los artículos titulados La etiqueta en los blogs educativos y Más sobre publicidad en los blogs.
No quiero ocultar que mi posición con respecto a la inserción de publicidad en un blog educativo de carácter personal era y sigue siendo abiertamente favorable, siempre, claro está, que se observen ciertas cautelas. Paso a detallarlas a continuación, resumiendo lo que ya escribí en el artículo del 28 de abril de 2007.
- La inserción de publicidad sólo se justifica si sirve para financiar actividades directamente relacionadas con la existencia del blog: alojamiento, soporte técnico, conectividad, servicios añadidos, etc.
- Conviene que el autor de un blog advierta a sus visitantes de la existencia de publicidad y que ofrezca las explicaciones pertinentes. También es aconsejable que advierta a sus lectores de cualquier cambio en la política del blog en relación con la presencia de anuncios.
- En la medida de lo posible, el contenido de la publicidad debe ser coherente con el contenido y los propósitos de un blog educativo. Se supone que la tecnología de publicidad contextual garantiza esta coherencia, aunque en la práctica no siempre es así.
- La publicidad no debe ser intrusiva, molesta o abusiva, debe estar claramente identificada y, si es posible, separada del contenido del blog, y debe ser respetuosa con los hábitos de los lectores. Los visitantes de un blog tienen derecho a una lectura fluida, sin interrupciones y sin sobresaltos.
- El contenido publicitario debe hallarse en proporción razonable respecto a los contenidos propios del blog. No es aceptable un blog educativo que funcione como una mera valla publicitaria o un escaparate de anuncios.
- El blog no debe utilizar estrategias ni mecanismos cuyo objetivo sea maximizar los beneficios publicitarios a costa de la libertad o la confianza del usuario.
Claro está que cuando yo escribí estas líneas estaba pensando en un blog personal (de temática educativa, pero no sólo educativa), no en un blog de aula destinado a la interacción entre alumnos y profesores, y mucho menos en otro tipo de sitios. Además, escribía teniendo en cuenta mis propias circunstancias personales, es decir, las de un aficionado a la escritura online que invierte tiempo, dinero y esfuerzo personal en la elaboración de un blog que no tiene propósitos lucrativos ni vinculación comercial alguna.
Es evidente, por tanto, que estos puntos de vista no agotan la problemática suscitada por las observaciones del compañero Potâchov. Recogiendo el guante que tan paladinamente arroja Néstor sobre la arena virtual de la blogosfera educativa, se me ocurren algunas ideas, que intentaré exponer a continuación de la forma más sistemática posible.
1. Con carácter general, la publicidad no me parece aceptable en aquellos sitios de carácter educativo destinados a la interacción directa entre profesores y alumnos (blogs de aula, aulas virtuales, wikis, etc.), especialmente si aquéllos son menores de edad. Ahora bien, ha de tenerse en cuenta que la proliferación de servicios web que se financian con publicidad y a cuyos recursos acuden los docentes pone en la mayoría de los casos fuera de su alcance la decisión de incluir o no anuncios.
2. La publicidad tampoco es aceptable en sitios web institucionales, especialmente los que proporcionan las administraciones educativas a los centros y a los docentes que trabajan en ellos. Supongo que en la mayoría de los casos las administraciones educativas hacen constar una restricción explícita sobre la inclusión de publicidad en sus normas de uso y funcionamiento (y supongo también que tomarán medidas si tales normas se vulneran), pero no estaría de más comprobarlo.
Dicho esto, creo que todos debemos ser conscientes de que las propias administraciones educativas son las primeras interesadas en hacerse publicidad a sí mismas, pues incluyen logotipos, pancartas (banners) y anuncios, añaden enlaces patrocinados o includes obligatorios, promueven acciones educativas que tienen un evidente sesgo ideológico o político, etc. Se me dirá que el propósito de todas estas acciones no es lucrativo (o que no lo es en primera instancia), pero no por ello tales prácticas dejan de ser publicitarias en el sentido más amplio del término.
3. La frontera entre las estrategias abiertamente publicitarias y la práctica del hiperenlace, tan habitual en los blogs y la mayor parte de los sitios web que se construyen en nuestros días, es muy difícil de precisar. Un sitio web que carezca de elementos publicitarios de carácter comercial puede muy bien, en cambio, estar presidido por un evidente propósito de maximizar la atención de los usuarios, lo cual se logra mediante diversas estrategias y técnicas no siempre explícitas ni declaradas, a saber:
- La elaboración de una red de enlaces internos (es decir, que apunten al propio sitio web) lo más tupida y coherente posible. Los blogs son, en este sentido, los sitios web más conspicuos y eficaces, con sus taxonomías temáticas, sus sistemas de etiquetado, sus dispositivos para añadir las entradas y páginas a servicios de marcadores sociales, etc.
- La utilización de técnicas SEO (Search Engine Optimization) o de Posicionamiento en buscadores, que maximizan la visibilidad de los sitios web ante los servicios de búsqueda más habituales de Internet, especialmente Google.
- La inclusión de enlaces a otros sitios con los que previamente se ha pactado, de forma explícita o implícita, la reciprocidad de tal práctica. Es lo que se denomina «intercambio de enlaces», práctica que en buen número de casos no es más que una versión moderna de la tradicional «sociedad de bombos mutuos». En este sentido, creo que sería muy interesante analizar la blogosfera educativa española a la búsqueda y captura de correspondencias entre las listas de enlaces o blogrolls de sus ejemplos más representativos.
- La adhesión o el registro del sitio en redes sociales o espacios colaborativos, que a cambio de servicios muy útiles (y de la promesa, no siempre cumplida, de una «construcción compartida del conocimiento») garantizan a cada uno de sus miembros una presencia mayor en la web de la que le correspondería por sí solo.
- La utilización de técnicas de interlocución, apelación, provocación, etc., que buscan atraer el interés de la comunidad de internautas sobre un sitio web completo o sobre parte de él. La citada entrada del Prrofesor Potâchov es un ejemplo paradigmático de la forma de actuar de esta técnica, que resulta tanto más eficaz cuanto mayor es el conocimiento por parte de un autor de las expectativas y condiciones de sus lectores (y que conste, Néstor, que no critico tu actuación; antes al contrario, aplaudo tu sinceridad y tu arrojo).
Seguro que alguno de mis lectores protestará en su fuero interno al leer las líneas precedentes, pues retratan en gran medida una serie de prácticas que habitualmente se consideran recomendables para lograr a visibilidad de un sitio web y, por tanto, la eficacia de sus propósitos comunicativos. Ahora bien, no debe perderse de vista que la competencia técnica y el saber hacer necesarios para llevar a buen puerto dichos fines no tienen por qué ser coherentes, en todos y cada uno de los casos, con la calidad de los contenidos. Dicho de otro modo: que un sitio web educativo puede ser técnicamente muy competente, y por tanto situarse en los primeros puestos de los resultados de cualquier buscador, sin que los materiales o servicios que ofrece estén a la altura de tal posición. Aunque este sitio web no incluya publicidad ni esté presidido por finalidades comerciales o lucrativas, las técnicas empleadas para lograr su eficacia revelan una mentalidad en modo alguno diferente a la de aquéllos que incluyen publicidad.
En fin, no pretendo agotar las innumerables ramificaciones de este asunto, pero sí aportar algunas ideas al interesantísimo debate que ha suscitado Néstor. Seguro que él y yo coincidimos en que la formación TIC que han de recibir nuestros alumnos y alumnas estaría incompleta sin una reflexión, aunque sea mínima, sobre las condiciones de producción y recepción de los sitios web que se utilizan en las actividades didácticas. Si analizamos los productos culturales, la prensa y la literatura con lupa (y ese atento escrutinio es ya una tradición en los planteamientos didácticos de muchas áreas), también tendremos que hacerlo con los productos y servicios que nos brinda la Red, cuya inocencia, si alguna vez existió, se perdió hace mucho tiempo.
José Francisco Durán Medina dice
Perdonad que escriba aquí, que quizás no sea el sitio adecuado, pero es la única manera de contactar con vosotros.
Soy un profesor de Magisterio de la Universidad de Castilla La Mancha, en Toledo. Estoy realizando actualmente una investigación para poder completar mi tesis. Trata sobre la utilización de los Blogs en Educación, o como prefiero llamarlo, sobre los Edublogs.
Para poder llegar a algunas conclusiones generalizables necesitaría que colaborarais conmigo. Y es para esto para lo que solicito vuestra ayuda. En principio simplemente se trataría de rellenar un brevísimo cuestionario por parte del profesor creador del Blog y de sus alumnos/as valorando la influencia de su edublog en algunos aspectos educativamente importantes.
Por favor, si están dispuestos a colaborar, les ruego me escriban un email a JoseFrancisco.Duran@uclm.es para que les pueda enviar en un archivo adjunto el cuestionario y luego me lo devuelvan relleno.
Muchísimas gracias.
En Toledo tenéis un amigo (y aprovecho para invitaros a visitar esta preciosa ciudad).
Un abrazo.
Eduardo Larequi dice
Como seguramente sabrás ya, José Francisco, actualmente yo no imparto clase, así que difícilmente puedo ayudarte. En todo caso, creo que sería mucho mejor que este tipo de solicitudes las hicieras al margen del sistema de comentarios del blog. La Bitácora del Tigre tiene un formulario de contacto justo para tales casos.
Néstor dice
No tengo nada contra la publicidad, Eduardo. La publicidad me encanta. Es el medio más creativo y con más eficiencia comunicativa que existe, hoy por hoy. Por ejemplo, lo mejor de la tele son los anuncios, y lo mejor de muchos blogs, también.
Pero no me gusta nada ver publicidad en los sitios educativos. Después de quince años deambulando por la red, no creo que la publicidad aporte nada en un sitio de estas características. Más bien al contrario. Y coincido con Lu: cuando la publicidad escapa al control del propietario del sitio, estamos jodidos.
Llegados a este punto es bueno aclarar qué se entiende por un sitio educativo. ¿Es un blog (como el mío) en el que uno o x profesores cuentan sus batallitas y comentan sus hazañas en la red un sitio educativo? ¿O estamos hablando de otra cosa?
Formar a los alumnos en la capacidad crítica, ya sea con relación a la publicidad, los medios de comunicación, la política, o la religión, es un objetivo del todo deseable por quien esto escribe, pero no por determinados poderes, por razones obvias. Ya hemos visto la que se ha montado con la Educación para la Ciudadanía, je, je.
Por lo demás, y en líneas generales, estoy bastante de acuerdo con el contenido de este post.
Saludos.
Eduardo Larequi dice
Efectivamente, habría que precisar qué se entiende por «sitio educativo» antes de pasar a mayores. En todo caso, creo que también habría que incorporar a este debate un concepto que apenas si hemos tratado, y que es el de la credibilidad.
Como tú indicabas en la entrada de tu blog, hay sitios que parecen meros escaparates para la exhibición de todo tipo de anuncios, logos, banners y demás, y cuyo contenido propio u original es más bien escaso. Otros, en cambio, ofrecen un mejor equilibrio y una distribución más sensata. En algunos casos (no me atrevería a decir cuáles, pues es un asunto muy delicado), la publicidad puede servir -y digo «puede»- para garantizar la calidad del sitio: no tanto la de sus contenidos, pero sí la de sus servicios, en aspectos como la disponibilidad, el respeto a los hábitos de los usuarios, el control estricto de la apariencia, la legibilidad y accesibilidad, la calidad lingüística, etc.
Por ejemplo, y si no resulta demasiado vanidoso ponerme a mí mismo como ejemplo, el hecho de que yo pague un alojamiento propio me permite trabajar con temas y plugins totalmente traducidos al castellano, circunstancia incontrolable si uno crea su blog con Blogger o WordPress.com. A cambio de los gastos que ese alojamiento origina, y del trabajo que me tomo con las traducciones, yo aspiro a una modesta remuneración con la publicidad contextual, que me parece la más coherente con el contenido del blog y la menos invasiva.
Andrés Milacher dice
Hola, les comparto una herramienta ONLINE gratuita muy utilizada para conocer las visitas en promedio de cualquier sitio en Internet.
http://www.visitio.com
VISITIO es muy utilizado para establecer cuanto cobrar o pagar por publicidad,
realizar intercambios de links más eficientes y
evitar gastos de dinero al conocer las visitas de cualquier rubro
antes de invertir en su propio sitio web en internet.
Espero que les sea de gran utilidad. Saludos.
Eduardo Larequi dice
Gracias por la información, Andrés, la tendré muy en cuenta.