Gracias a las intervenciones de José Luis Cabello y Celestino Arteta en Twitter (comienzo a despegarme de mi escepticismo inicial con respecto a este servicio, a través del cual descubro cada día cosas más interesantes, como la deliciosa discografía de Leonor Quintana en Blip.fm), me acabo de enterar del proyecto del Gobierno de España para dotar a todos los niños de Primaria de ordenadores portátiles.
Dejando a un lado la cuestión sobre la idoneidad de la medida –estoy convencido de que el sistema educativo, sus profesionales y sus usuarios tienen necesidades mucho más urgentes que ésta–, se me ocurren algunos aspectos que habría que considerar a fondo para que el proyecto fuera eficaz y no se convirtiera en un gigantesco dolor de cabeza para quienes van a tener que gestionarlo (un modesto servidor, entre ellos) o experimentarlo en carne propia.
No pretendo agotar el tema con los puntos que señalo a continuación, ni tampoco el orden en que figuran da cuenta de su importancia relativa, pero si no están todos los que son, al menos sí son todos los que están:
- ¿A qué intereses sirve esta iniciativa y qué organizaciones se hallan tras ella? Esperemos que su diseño, puesta en marcha y liderazgo sean protagonizados por instancias educativas y no por otras que sirven a propósitos más bien relacionados con el ámbito industrial o empresarial (en años pasados hemos tenido abundantes experiencias, y no siempre positivas, al respecto). Si la iniciativa tiene como prioridad la estimulación del mercado de informática de consumo mediante una especie de “plan renove” masivo, aviados estamos.
- ¿Qué modelo pedagógico subyace a la medida? ¿Se limitan sus perspectivas y planteamientos a la digitalización de los libros de texto para incluirlos en algún tipo de aplicación “curricular” o en portales cerrados, como ya existen por ahí (algo de esto se teme Celestino), o se apostará por un modelo abierto, que deberá ser precisado y puesto en práctica por los agentes implicados en su aplicación (básicamente, centros y profesores)? Se ha dicho muchas veces, y por voces mucho más solventes que la mía, pero hay que insistir en la idea de que añadir centenares de miles de portátiles al sistema educativo sin una modificación de los usos pedagógicos no sólo no tiene por qué mejorar la calidad del sistema educativo, sino que incluso puede empeorarla.
- ¿Se han previsto las implicaciones que semejante medida tiene sobre los docentes? El uso generalizado de portátiles por parte de los alumnos exige a las administraciones educativas una acción de formación monumental, que debiera contemplar varios ámbitos diferentes:
- La modificación de los hábitos pedagógicos. Habrá que formar a los docentes para que sean conscientes de que el uso de portátiles por parte de los alumnos no sólo representa una evolución del cuaderno escolar a nuevos formatos, sino un salto de enormes proporciones que implica otros escenarios pedagógicos: currículo más abierto, impulso al trabajo cooperativo, acción educativa en red, formación y participación de alumnos y familias más allá del ámbito escolar, etc.
- La intensificación de la competencia digital de los docentes. El dominio de las herramientas ofimáticas, las técnicas de búsqueda, recuperación e integración de información en Internet, los servicios y aplicaciones online más habituales, y el trabajo en red se convertirían en exigencias ineludibles para el profesorado.
- El conocimiento del hardware de los equipos y de su conexión a red y a Internet por parte de los profesores. No quiero decir que todos los docentes debieran ser expertos en este ámbito, pero es evidente que si no hay profesores (o quizás no profesores) en los colegios que sepan resolver los problemas inmediatos que con toda seguridad plantearán los equipos y su conexión, la iniciativa fracasará.
- ¿Se han previsto las implicaciones que semejante medida tiene sobre los centros educativos? Cualquiera que sepa cómo funciona un colegio de Primaria (o un instituto de Secundaria, para el caso es lo mismo) podrá darse cuenta de que la mayoría no están preparados para la gestión, organización y puesta en práctica de esta iniciativa, y que se requieren muchas y muy profundas transformaciones:
- Se precisan docentes con un claro perfil de experto en TIC, que puedan liderar la organización y puesta en práctica del proyecto, que tengan capacidad para atender las incidencias de primer nivel, que posean amplios conocimientos sobre las posibilidades didácticas y los cambios metodológicos que deben derivarse del uso de las TIC, etc. Esos docentes deben tener por parte de las administraciones educativas una consideración (horaria, económica, de reconocimiento profesional) acorde con la importancia de la iniciativa.
- En centros grandes –pensemos que hay colegios donde podrían incorporarle a las aulas cientos de equipos– harían falta imperiosamente administradores de sistemas, no necesariamente docentes, con amplios conocimientos de administración y mantenimiento de redes y dominios, gestión de servidores, seguridad, mantenimiento de hardware, etc.
- Sería necesario un esfuerzo gigantesco de aumento de la conectividad, pues es impensable que los equipos funcionen sin conexión a red e Internet. Cualquiera de las posibles soluciones para tender redes de área local que se contemplen –cobertura integral de los centros educativos por cable, WiFi o mediante soluciones mixtas– supone una inversión multimillonaria. Conviene tener en cuenta, a este respecto, que la instalación de WiFi en centros escolares está siendo objeto de una contestación pública cada vez mayor, por la posible repercusión negativa de este tipo de soluciones en la salud (que conste que yo soy plenamente partidario de la alternativa WiFi, incluso aunque presente cierto nivel de riesgo hipotético; al fin y al cabo, toda acción en la vida se adopta con una valoración implícita de la ecuación entre riesgos y ventajas). Ahora bien, si se rechaza la WiFi, ¿qué alternativas hay, y con qué coste? ¿Instalar quince o veinte tomas en cada aula y mecanizar todos los puestos de trabajo para que la toma esté integrada en la mesa del alumno?
- Incluso aunque se garantice que todos los espacios de uso didáctico de un centro están en red, queda por resolver la conexión de los centros educativos a Internet. Ahora mismo, muchísimos colegios e institutos en España, especialmente en zonas rurales y en zonas urbanas deprimidas o de escaso desarrollo, no cuentan con el ancho de banda necesario para atender al aumento exponencial de la demanda que implicaría la iniciativa y, lo que es peor, tampoco los proveedores actuales de Internet pueden (o quieren) ofrecer ese incremento. La solución de futuro necesaria para resolver este problema, que no sólo es técnico, sino de justicia social –el tendido generalizado de redes de fibra óptica–, implica un cambio sustancial del modelo de negocio generalizado en nuestro país, porque obligaría al Estado y a las administraciones educativas a intervenir directamente en el mercado de las telecomunicaciones, dado que es necesario actuar en zonas donde tal intervención no resulta rentable para la iniciativa privada.
- El reto que plantea la conexión eléctrica de tantos equipos no es fácil de resolver, pues hoy por hoy no existen soluciones tecnológicas que garanticen un funcionamiento ininterrumpido de las baterías de los portátiles a lo largo de toda la jornada escolar. La otra solución –el tendido eléctrico permanente en los puestos escolares– es carísima y a mi modo de ver poco recomendable, por sus repercusiones en el consumo eléctrico de los centros educativos.
- Quizás sea necesario plantearse modificaciones sustanciales en la planta y organización de los centros. Aspectos como la distribución, forma y sistemas de ocupación y gestión de las aulas, el mobiliario, los equipamientos generales (¿por qué no las taquillas, para que cada chico o chica guarde su portátil cuando no lo usa?) deberán considerarse a fondo.
- ¿En qué tipo de ordenadores se está pensando? A mi modo de ver, la solución más conveniente a día de hoy (vaya usted a saber qué nos deparará el futuro próximo) es el ultraportátil o netbook, dispositivos rigurosamente portátiles y no simplemente trasladables, cuyos más recientes modelos ofrecen prestaciones más que suficientes para el trabajo escolar, a cambio de un precio muy competitivo. Optar por otro tipo de equipamiento más sofisticado –portátiles convencionales, TabletPCs, etc.– es, a mi modo de ver, una forma sofisticada de tirar el dinero.
- ¿Con qué sistema operativo funcionarán? De nuevo considero que optar por sistemas propietarios (que seguro interesan muchísimo a algunas de las empresas participantes en las conversaciones previas) constituye un dispendio, aunque soy consciente de que la opción por software libre (cualquiera de las distribuciones más amigables de Linux, como Ubuntu o Mandriva) supone un cambio copernicano para los hábitos de muchos usuarios y las tradiciones organizativas de la mayoría de administraciones educativas.
- ¿Qué clase de responsabilidad sobre el uso de este equipamiento corresponderá a sus usuarios finales? Si el portátil se convierte en una herramienta de uso cotidiano, algo así como en la versión moderna del cuaderno escolar, parece aconsejable que los alumnos se los lleven a sus casas para trabajar con ellos, lo cual presenta diversas implicaciones en el ámbito legal, de seguridad, de gestión de las configuraciones de los equipos, etc. Por otro lado, y dado que los niños a los que van destinadas estas máquinas son irresponsables legales, resulta inevitable la intervención activa de las familias en la gestión de los equipos, a través de fórmulas que habrán de estudiarse cuidadosamente.
- ¿Qué tipo de colosal pliego de condiciones ha de regular esta iniciativa? No me gustaría estar en el pellejo de quien tenga que redactarlo, asesorarlo o verificar su aplicación. En todo caso, tengo claro que para que el proyecto funcione ha de gastarse mucho menos dinero del previsto en máquinas y un porcentaje mucho más elevado en actuaciones que garanticen su correcto funcionamiento: además de la formación del profesorado y la mejora de las redes y la conectividad de los centros, habrá que dedicar recursos suficientes al mantenimiento preventivo, la atención de incidencias, las reparaciones, la reposición de equipos perdidos, dañados o sustraídos (este último, un cáncer cada vez más extendido y frecuente), etc. Por otro lado, habrán de realizarse previsiones sobre las consecuencias que la iniciativa tiene de cara al futuro, pues representa una enorme hipoteca para los presupuestos educativos, que habrán de prever la renovación o sustitución de los equipamientos cuando finalice su vida útil (por no hablar de que los alumnos de Secundaria y Formación Profesional también tienen derecho a participar de las ventajas del proyecto; por cierto, ¿alguien se ha planteado por qué la etapa educativa escogida es la que es?).
- ¿Se han tenido en cuenta cuestiones como la conveniencia de que la iniciativa asegure el retorno de inversiones, a través del desarrollo de la industria nacional, y el impulso a empresas y modelos de negocio que puedan beneficiarse de ella? No hay ninguna duda de que las inversiones que se vayan a acometer podrían tener un impacto muy positivo en el empleo y en la generación de conocimiento si no se limitan a la pura y simple adquisición de equipos y promueven, en cambio, la actividad de empresas de integración de sistemas operativos, de soporte y atención al cliente, de desarrollo de software educativo y soluciones de gestión, etc.
- Finalmente, ¿se ha previsto algún tipo de mecanismo de seguimiento, supervisión y evaluación de la iniciativa? Habida cuenta de los presupuestos astronómicos que implica, no estaría de más ir pensando en mecanismos de supervisión de su rentabilidad pedagógica, social y económica.
Adenda de las 22,50 horas
Escrito este artículo, he comprobado que hay otro anterior que analiza la noticia, también mediante el mecanismo retórico de una lista de preguntas que en parte coincide (y no podía ser de otro modo) con las que yo he planteado aquí. Se trata de Un ordenador para cada niño/a de primaria, de Javier García Calleja, del cual se hace eco Josu Garro en Un ordenador a cada niña y niño de primaria. Vaya desde aquí mi reconocimiento al compañero leonés, de quien tanto he aprendido (y lo próximo es probar sus instrucciones para instalar Ubuntu 9.04 en un ultraportátil por medio de un pincho USB). Te aseguro, Javier, que no había leído tu entrada, aunque no me cabe duda de que sus efluvios blogosféricos me han inspirado a la hora de redactar la mía.
©NoLolaMento dice
Magnífica exposición de un tema sobre el que yo prefiero no pensar siquiera, corro riesgo de ictus emocional.
A veces me aterra la idea, a veces me da como un poco de asco, y otras me troncho de risa porque me parece patético que gente tan estudiada, tan leída y tan bien alimentada sea:
a) tan cortita de entendederas, y
b) tan deshonesta con niños y niñas que bien podrían ser sus hijos e hijas.
Gracias por tu artículo.
eraser dice
@nololamento … sos un crack de los de verdá… más claro , el cardo der puchero de los inspectores.. ;-) de cuarquié consejería
eraser dice
jolín… se me lió el teclao…bitácora del tigre … interesante reflexión… a la q habría que dedicarle como mínimo el mismo espacio… pero mi post de hoy va sobre el mismo tema Un ordenador para todos en la escuela española… tendría q revisarlo todo … y ahora mismo me da mucha pereza…
Javier dice
Estando totalmente de acuerdo con tus reflexiones, creo que esa pretendida situación (un ordenador por cada niño en clase), debería ser un objetivo que estuviera más cercano de lo que está en la actualidad (por formación de los docentes, y por interés por parte de las administraciones).
En efecto, plantear a golpe de BOE, la introducción de un ordenador por niño en clase, supone un cambio traumático cuya rentabilidad para el sistema educativo, no va de ser significativa (no así para el proveedor de las máqunas), pero, aun teniendo muchos inconvenientes, crearía un escenario en el que, «puesto entre la espada y la pared», el sistema educativo, es posible que reaccionase, para salir de la deficiencia tecnológica en la que nos encontramos.
Eduardo Larequi dice
Lola, Eraser, Javier: yo no estoy a favor ni en contra de la medida, que tiene aspectos de interés, pero también muchos aspectos oscuros. Sólo señalo la conveniencia de que se medite a fondo sobre todas sus implicaciones, y que esa reflexión se realice desde una perspectiva educativa en el sentido más amplio de la palabra, y no exclusivamente tecnológica, ni mucho menos industrial, empresarial o política.
De las iniciativas presididas por esa concepción del «despotismo ilustrado» que consiste en dar todo a los centros y a sus profesores, pero sin contar con ellos, ya sabemos lo que cabe esperar.
Juanmi dice
No había leído este fenomenal post Eduardo y lo hago por recomendación de Potachov. En primer lugar te felitico, haces una magnífica exposición del problema y das en el clavo de muchas de las cuestiones que se plantean sobre el tema.
A mi no me gusta nunca el «café para todos», primero porque no a todo el mundo le gusta, porque hay gente a la que le sienta mal, otra a la que no deja dormir y otra que, simplemente, no está preparada físicamente para beberlo por cuestiones de edad.
Pues en esa línea, el punto 2 de tu post, recoje claramente el espíritu de lo que quiero decir: «…la idea de que añadir centenares de miles de portátiles al sistema educativo sin una modificación de los usos pedagógicos no sólo no tiene por qué mejorar la calidad del sistema educativo, sino que incluso puede empeorarla».
En fin, no quiero seguir porque el tema me exaspera, pero sí quiero felicitarte por este post que guardo en mis favoritos sociales y socializados para difundir y compartir.
Saludos.
celestino arteta iribarren dice
Excelente tu entrada Eduardo, es un placer leer tus explicaciones y tus reflexiones en esa prosa fácil y clara. Me maravilla tu facilidad y cómo profundizas en los temas. Creo que yo soy un poco más microbloguero….por la pereza para escribir tanto. La voy a releer ya que no tiene desperdicio.
Saludos
Eduardo Larequi dice
Cuando tengo tiempo y ganas, Juanmi y Celestino, me gusta tratar los asuntos a fondo (ser «reflexivo», por utilizar el adjetivo que me ha adjudicado el amigo Potâchov en Twitter). No obstante, creo que al asunto todavía le queda mucho recorrido antes de que podamos formarnos una impresión consistente. No sabemos si la noticia de Radiocable es un «globo sonda», o un proyecto serio. Lo peor sería -y hay indicios para pensarlo- que se redujera a una promesa para captar votos en la próxima cita electoral.
En su Bitácora del Galeón, Miguel L. Vidal acaba de publicar un artículo que tiene varios aspectos dignos de consideración. Como él, yo también considero que el proyecto podría ser un estímulo para la renovación del sistema educativo, pero, al igual que Juanmi, considero que la teoría del «café para todos» es impracticable, y tiene muchos e indeseables aspectos perversos. Si ya está decidido que el dinero se va a gastar, que se gaste en los centros y los profesores que quieran y puedan hacer buen uso de él.
Javier G. Calleja dice
Acabo de leer tu entrada. ¡Vaya flores inmerecidas que me echas!
Gracias. No las merezco.
Sobre el tema ¿cómo no estar de acuerdo con lo que has dicho?
Has mejorado, como es habitual, lo que yo sólo planteé como un esbozo. Tu reflexión me ha ayudado.
Añadiría: Yo mismo (el burro delante, que no se espante) no me considero capacitado para el reto de dar las clases con un ordenador por alumno. Y creo que tengo experiencia TIC y podría plantearme el reto. ¿La mayoría de mis compañeros? Mejor ni me lo planteo.
Y el problema no es que no sepan, que no saben… sino que no quieren. ¿Como ellos, cuántos?
Eduardo Larequi dice
De inmerecidas nada, Javier. Hoy mismo acabo de recomendar en Twitter tu entrada sobre Ubuntu 9.04, a un colega que preguntaba por un Ubuntu portable. Y en cuanto al asunto del ordenador por cada chaval en Primaria, supongo que ya te habrás dado cuenta de la polémica que se ha levantado en la blogosfera educativa. Mucho interés comercial, mucho márketing, y poca cabeza, esa es la impresión que da el proyecto.
Manuel Rino dice
Hola Eduardo. Hace tiempo que no me pasaba por tu blog. Ayer estuve mirando algunas entradas sobre wordpress mu y sobre el tema Tarski; y hoy he vuelto de nuevo de la mano de Twitter.
Desde luego que los puntos que expones sobre esta noticia tienen mi total apoyo. Estoy de acuerdo con ellos casi coma por coma.
Creo firmemente -y ojalá me equivoque- que la medida es puramente política. Hasta que los políticos no dejen de utilizar la Enseñanza como arma electoral no vamos a estar tranquilos los profesores.
También creo que este proyecto se llevará de espaldas a los que realmente vamos a lidiar con él: los profesionales de la enseñanza. No creo que se vaya a dotar económicamente de manera adecuada (se lo gastarán todo en software propietario; es decir, Windows). Si ahora, los que hacemos de coordinador informático, somos insuficientes en número (y con escasez de recursos) para dar a basto cuando hay problemas, el problema se agudizará aún más; pues, insisto no tengo esperanzas de que se dote de un presupuesto adecuado (este proyecto tiene todas las pintas de hacerse de cara a la galería).
Otro asunto: hablas, lógicamente, de la responsabilidad que se desprende del uso del equipamiento en los usuarios finales (los alumnos). Es verdad que son «irresponsables legales»; sin embargo, eso alumnos tienen padres, y esos padres , como tales, están en la obligación de educar a sus hijos en el respeto hacia los demás y hacia los materiales que la escuela tiene y presta. Insisto en ello porque, como todos sabéis en carne propia, eso no ocurre en muchas ocasiones. Falta en este país mucha educación en el respeto hacia lo ajeno y hacia el prójimo (educación que muchos padres delegan en el colegio cuando, en verdad, es responsabilidad suya), y no creo que esto tenga solución a medio plazo (lo cual será un problema de dimensiones considerables para los gestores de este proyecto). Este problema de falta de responsabilidad sí que es un problema que habría que resolver urgentemente. Está muy bien dotar las aulas y a los alumnos de medios técnicos, pero antes deberíamos resolver problemas de base como este…y otros.
Saludos Eduardo
Eduardo Larequi dice
Mañana está convocada en Madrid una reunión técnica para analizar cómo se pone en práctica esta iniciativa. Veremos qué sale de ella. En todo caso, me parece evidente que tanta prisa (y precipitación) no pueden traer nada bueno.