
Me da un poco de miedo la expectación levantada por mi anuncio de ayer con respecto a una “propuesta alternativa que permita sacar mejor rendimiento de las inversiones prometidas” por el Gobierno en su anuncio de portátiles para los alumnos de Primaria (aprovecho para dar las gracias a todos los compañeros y compañeras que han realizado comentarios a dicha entrada; vuestra confianza me honra), porque ni tengo la respuesta a todos los interrogantes que suscita la iniciativa gubernamental, ni el conocimiento cabal de todos los elementos implicados en la iniciativa, ni desde luego la autoridad o los medios para poner en práctica mis propias ideas. No obstante, me enseñaron de pequeño que uno debe ser fiel a la palabra dada y cumplir los compromisos adquiridos, y por eso me atrevo a formular a continuación algunas recomendaciones sobre esta polémica y debatidísima medida.
1. Repensar (y prescindir de ella, en último término) la política del “café para todos”. Ni está demostrado que la medida del Gobierno sea pedagógicamente idónea, ni es necesario dotar a todos y cada uno de los alumnos con un portátil (en el caso de que fuera inevitable la inversión en esta clase de tecnología), ni todos los centros los quieren o pueden gestionar, ni todos los profesores pueden o quieren trabajar con ellos, ni es conveniente incorporar tan masivamente la tecnología informática a las prácticas cotidianas en el aula.
2. Habida cuenta de la estructura política española, y de cómo está organizado su sistema educativo, es imprescindible implicar a las comunidades autónomas no sólo en la financiación de la iniciativa (y ya veremos hasta dónde es posible), sino también en su planificación, organización, ritmo de aplicación, desarrollo de contenidos educativos, iniciativas de formación, selección de hardware y software, etc. En consonancia con el punto anterior, deberían ser las administraciones educativas de las comunidades autónomas las que decidieran cómo y de qué manera se van a invertir las partidas consignadas en la propuesta gubernamental. Si es inevitable comprar portátiles, que se les permita ejercer la autonomía, a la hora de tomar las oportunas decisiones sobre hardware y software, y de determinar la relación entre los porcentajes de la inversión asociada a máquinas, por una parte, y a sus servicios complementarios (formación del profesorado, adecuación de centros, conectividad, tipo de contenidos, modelos de uso, etc.), por otra.
3. Proceder con calma, planificar, establecer prioridades, obtener consensos de la comunidad educativa, pisar con pies de plomo, integrar cuidadosamente la iniciativa en el marco de las políticas ya existentes en cada administración educativa. No tiene ningún sentido obsesionarse con que los portátiles estén en manos de los alumnos el 1 de septiembre de 2009. Esto equivale no sólo a tirar el dinero sino a causar en los centros un desbarajuste de proporciones indescriptibles.
4. Invertir el presupuesto disponible no en equipamientos para los alumnos, sino para los centros, lo cual va mucho más en consonancia con la naturaleza de la enseñanza reglada, resulta más eficiente, asegura un reparto más igualitario y permite planificar con mayor precisión. Es decir, que los equipos no sean para los alumnos sino para los centros, y que sean éstos los que definan criterios para utilizarlos e integrarlos en su práctica educativa. Que sean los colegios e institutos los que decidan (reconozco que a mí la idea no me gusta, pero no deja de ser una opinión) si los alumnos se llevan los equipos a casa y trabajan allí con ellos, para hacer los deberes o para entretenerse (pues también se aprende, y mucho, de los hábitos de ocio). Que los centros puedan crear, plantear y defender proyectos propios, y que las dotaciones disponibles se vayan entregando de forma progresiva, para permitir un despliegue asentado y eficaz, dar tiempo a que se propaguen y difundan las buenas prácticas y se analicen los fallos advertidos. Y, sobre todo, que no se obligue a todos los centros y sus profesores a hacer uso de este tipo de equipamientos.
5. Modificar, o liberalizar, o no imponer el modelo adoptado para los contenidos digitales asociados a los portátiles. Si ya está cerrado el acuerdo con la patronal del sector editorial y se ha decidido que los portátiles lleven sistemas anticopia (lo cual, como ya he expresado en los dos artículos anteriores de esta serie, me parece aberrante), por lo menos que no se obligue a los usuarios finales (administraciones, centros, profesores y alumnos) a utilizarlo. Que sean posibles otros usos alternativos, que los equipos puedan ser libremente utilizados, que los profesores puedan desarrollar contenidos, que los contenidos sean compartibles y comunicables, que no haya compartimentos estancos ni reinos de taifas en la difusión de los materiales y las experiencias (¿qué se hizo del espíritu de la plataforma Agrega?).
6. Llevar a cabo un cálculo realista y preciso de los costes de la iniciativa, considerando en ella no sólo el precio de las máquinas y sus contenidos digitales, sino el de todas las actuaciones que deben acompañarla. Que el presupuesto total de la inversión se analice cuidadosamente y se considere con la atención debida qué porcentaje debe destinarse a máquinas (incluyendo software, en su caso), y qué porcentaje a otros aspectos necesariamente relacionados con la puesta en práctica de la iniciativa:
- Formación del profesorado.
- Desarrollo de contenidos y de plataformas de difusión y compartición de recursos educativos.
- Infraestructuras de red y mejoras de conectividad.
- Mantenimiento, reparación, soporte, administración de sistemas y renovación de equipos.
- Mejoras y trabajos de adecuación de los centros.
A modo de indicación de la complejidad y del enorme coste de esta iniciativa, esta mañana he realizado un cálculo estimativo de cuánto podría costar añadir 300 bocas de red a las ya existentes en un colegio de tamaño medio-grande (digamos 500 alumnos), para un total de 300 ordenadores de nueva incorporación. Debo advertir que es un cálculo puramente indicativo y basado en los precios de instalación que yo manejo en mi trabajo; por otra parte, no implica que si dependiera de mí la decisión de dar a un centro 300 portátiles éstos hubieran de complementarse con 300 bocas, pues a lo mejor no harían falta más que 100 para conseguir una buena ratio de conectividad. A mí me sale una cifra algo mayor de 60.000 euros, cantidad que no incluye, desde luego, ninguno de los costes asociados a los puntos 1, 2, 4 y 5, y que tampoco considera los gastos derivados del necesario incremento del ancho de banda. A tenor de mi experiencia, y dejando bien claro que no soy experto en economía de la educación, me atrevería a decir que las cifras avanzadas en el artículo de ayer de El Mundo sobre los costes de la informatización de las aulas se quedan bastante cortas.
Como podrá observarse, no he incluido en mi propuesta ningún punto relacionado con el tipo de software que deben llevar instalado los portátiles. Mi posición personal al respecto es un tanto ambigua, porque aunque reconozco y valoro muy positivamente las ventajas de los sistemas operativos de código libre en el ámbito escolar, también soy consciente de que para muchas administraciones educativas, centros y profesores, la decisión de prescindir del software propietario acostumbrado (Windows, dejémonos de eufemismos) supondría un cambio radical, cuyo coste en términos de adaptación constituiría una dificultad añadida a la planificación y puesta en práctica de la iniciativa. En todo caso, creo ser coherente con las ideas esbozadas más arriba: si aceptamos que las administraciones educativas han de ser libres (y responsables) para tomar sus propias decisiones, no veo por qué hay que limitar su capacidad de decisión en este terreno.
Creo que se trata de una propuesta realista y factible, que concilia el legítimo ámbito de decisión del Gobierno con los intereses de las administraciones educativas autonómicas, de los centros, los profesores y los alumnos. Lo que no admite esta propuesta son las recetas universales, ni las prisas motivadas por intereses espurios al sistema educativo, ni las chapuzas. Exige planificación, trabajo paciente y silencioso, toma de consensos, adopción de criterios responsables y efectivos y una puesta en práctica ordenada y rigurosa.
Visito tu blog de vez en cuando y, como poco, me parece muy sensato lo que escribes. La propuesta de Zapatero, amén de populista, resulta irreal, disparatada, y lejos de la realidad de muchísimos centros. Yo sólo pienso en los problemas que da en el mío mantener lo que hay, que no es mucho; lo infrautilizados que están los equipos informáticos, por otro lado, y la falta de formación de muchísimos profesores. Es empezar la casa por el tejado. Efectivamente, ¿a qué tanta prisa? ¿No hay otras necesidades más urgentes que cubrir?Estaremos al tanto.
Desde luego todo depende desde donde se comienza. En Extremadura, ya llevamos varios años con ordenadores en todas las aulas para los alumnos. Las principales dificultades y por este orden son:
1º La formación de los profesores.
2º Que los profesores esten dispuestos a cambiar de metodología
3º Implicación del profesorado en el uso de los recurso informáticos.
3º Mantenimiento de los equipos informáticos. Porque si un día vas a usar los ordenadores y hay alguna averia… y
4º La velocidad de la linea de banda ancha.
Yo si creo que el salto de calidad en educación se dará, entre otras cosas por el tipo de recursos que se emplee en el aula. No se puede seguir utilizando los mismmos recurso de hace un siglo: pizarra y papel. No lo hace ninguna rama de la ciencia o del conocimiento. Por lo que habrá que comenzar con los cambios ya.
Eduardo, has cumplido con creces el compromiso con tus comentaristas.
Me temo que el despliegue de tus reflexiones queda lejos de las verdaderas intenciones de la propuesta gubernamental. En mi opinión, nada de lo que se propone ha debido de salir de los sesudos asesores del gobierno. Me inclino por pensar que han sido las editoriales, Microsoft y las empresas de telefonía las que se han aliado para sacar adelante el negocio monumental de la educación.
La formación del profesorado, la dotación de los centros… no importan. Es más efectiva una campaña que beneficia al usuario-votante directamente que aquella que no tiene repercusión mediática, como puede ser adquirir portátiles para los centros.
¡Qué desperdicio!
En mi instituto todos los alumnos reciben su cheque para libros. Algunos, al mes o a los dos meses, los han destrozado impunemente (por no hablar de quienes se gastan el dinero en otras cosas y ni siquiera traen material). En Castilla-La Mancha han dado un portátil a cada profesor y algunos ni siquiera han abierto la caja un año después de tenerlo.
El café para todos es el mayor desprecio al sentido común en tiempos de crisis.
Es curioso, de nuevo somos los profesores quienes nos devanamos los sesos tratando de que la lógica y la racionalidad se impongan. Eduardo, has hecho una reflexión seria sobre cómo debería ser el proceso, una vez tomada la decisión. Yo no puedo evitar pensar que todo esto es una enorme tomadura de pelo, que les importa un pimiento la medida redunde en beneficio de la educación y el alumnado, que lo único importante es que el dinero que se quiere DAR llegue a su destino, nada más. El objetivo no es educativo, es una medida de política económica, de la misma manera que podían haber decidido regalarle a cada niño una bicicleta, pero Orbea tiene tanta capacidad de influencia.
Gracias Eduardo por compartir tus reflexiones.
Gracias por compartir tus reflexiones.
Los portátiles se entregarán a los que saben utilizarlos: los alumnos.
A ver si el profesorado se da menos importancia, que los fracasos en la educación son su responsabilidad, y de la administracion por no abrir expedientes a mansalva.
Solo con apartar a los inútiles se reducían las plantillas a la mitad.
¿Tienes alguna lista, Carlos, para ayudar a las administraciones educativas a tomar esa decisión tan drástica?
A mi hija, que iniciaba este año sus estudios universitarios, la Universidad de Sevilla le ha proporcionado un magnífico Toshiba rojo por cien euros, cuando termine sus estudios podrá optar por devolver el ordenador o recuperar sus (mis) cien euros. Me dicen, me comentan, que a los pocos días de entregarse los ordenadores a los nuevos alumnos ya había muchos puestos a la venta en E-bay por trescientos euros.
Yo no soy partidaria de darle los libros gratis a nadie, a menos que necesite una beca, ni tampoco el portátil. Creo que hay que dotar de libros y ordenadores a las bibliotecas escolares para que los alumnos aprendan a respetar y compartir lo público. Pero eso es educar y no garantiza titulares en los medios.
En Andalucía se ha hecho una enorme inversión en compra de ordenadores para los centros TIC, formación del profesorado, cableado de centros, redes inalámbricas y luego tenemos una conexión que nos impide trabajar. Al final siempre terminas con la sensación de que los políticos son unos chapuceros.
Me parece sumamente atinada, Elisa, tu observación sobre la necesidad de que los alumnos aprendan a respetar los bienes públicos.
Los problemas de la conexión a Internet de los centros, y las historias que contáis en Internet en el Aula-Ning, lo conozco muy de cerca. Es cierto que muy a menudo la administración de la cosa pública está en manos chapuceras (y admito el reproche en la parte que me toca), pero también que la situación de desigualdad que constatas es consecuencia del desdichado modelo de gestión y explotación de las telecomunicaciones que tenemos en nuestro país, coto privado de operadores (sobre todo, uno) a los que no les interesa invertir allí donde no es rentable.
Esto sólo puede arreglarse de una manera: que el Estado y las diversas administraciones intervengan en el mercado, sustituyendo o complementando a la iniciativa privada. ¿Pero quién se atreve a plantear esta iniciativa, y a ponerla en práctica?
Buenos días.
He leido con sumo interés todas las entradas sobre el asunto de los ordenadores escolares.
Hoy precisamente he leido un artículo en El País que, entre otras cosas, habla de la incertidumbre que está creando la medida en los profesores.
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/ordenadores/ensenan/solos/elpepusoc/20090519elpepisoc_1/Tes
Y a propósito de lo que se comentaba sobre si no es más una ayuda a la empresa que a los estudiantes, me ha llamado muchísimo la atención este párrafo que transcribo:
«Además, todo el mundo parece andar con pies de plomo, probablemente porque esto implica mucho dinero y muchas negociaciones y acuerdos con fabricantes de ordenadores y de software, con las editoriales (para la creación de materiales digitales), las operadoras de Internet o los sindicatos. La mayoría de los sectores implicados, en todo caso, se declaran preparados para ampliar lo que haga falta. Así lo dice un portavoz de la operadora de Internet Vodafone, y los fabricantes de equipos y de software dicen que ya tienen desarrollados productos y servicios adaptados a la educación.»
Así que me imagino que (igual que los fabricantes de coches) deben estar presionando para colocar sus productos.
No puedo creer que la mejor medida que se les haya ocurrido para mejorar la educación sea esta. No digo que no sea necesaria, pero tengo la impresión de que debe haber muchísimas cosas más importantes por delante.
Tengo la impresión de que otra vez se quedan en la superficie del asunto.
Que, realmente, mientras no se aborde a fondo el propio sistema educativo (no más cambios de leyes cada 4 u 8 años, apoyar de verdad la enseñanza pública, cerrar el grifo a la escuela concertada que no cumple con la gratuidad…), de nada servirá una medida que, por lo leido, parece de difícil aplicación.
Evidentemente, mi opinión está basada en un conocimiento superficial del tema, así que disculpad si patino en alguna cuestión.
Un saludo
Yo también he leído el artículo de El País, Albert, y sigo viendo incertidumbres muy negras en el horizonte de este asunto. Estaremos muy atentos a su desarrollo. Y da igual que no seas experto en el tema. Yo creo que hay iniciativas sobre las que todos los ciudadanos tienen sobrado derecho a opinar, máxime cuando afectan a lo que se va a hacer con sus impuestos.
Con respecto al tema de los portátiles te invito a leer la carta de la «primera niña» que ha recibido uno de esos ordenadores:
http://www.terceraopinion.net/2009/05/17/portatil-zapatero/
Un saludo.
Gracias por el enlace y por visitar este blog.