El pasado viernes 22 de junio, justo el día en que salió a la venta en España (pero yo lo había comprado unos días antes, por Internet), recibí en casa un pesado paquete que contenía Danza de dragones, la quinta y hasta el momento última entrega de la monumental serie novelesca Canción de hielo y fuego, del escritor norteamericano George R. R. Martin. Como ya conté en Twitter (véanse, por ejemplo, las anotaciones en Microblogueando con WordPress, un sitio que recoge mis tuiteos para salvarlos del olvido digital y de los fallos de mi memoria analógica), no es esta la primera edición del libro de Martin con la que me enfrento, pues ya el verano pasado compré el libro en su edición original en inglés.
A pesar de mis buenas intenciones, me atasqué tras haber leído las primeras doscientas cincuenta páginas. Por diversos motivos, entre ellos la longitud del libro, lo intrincado de la trama, los constantes cambios en el foco narrativo, la multiplicación de personajes y el léxico tan variado (Martin parece haber trabajado con varios diccionarios especializados sobre de la mesa, y a mí me revienta no saber el significado exacto de las palabras, aunque pueda intuirlo a partir del contexto), la lectura en la lengua original se me hizo muy cuesta arriba. Podría haber persistido, claro está, pero probablemente el esfuerzo me hubiera impedido disfrutar de la experiencia que yo deseaba: una lectura apasionada, absorbente y lo más rápida posible del novelón de Martin.
La oportunidad para esa clase de lectura ha llegado con las vacaciones, que ya están a la vuelta de la esquina. Un poco hartos de los viajes y aviones del año pasado, en este hemos elegido un destino mucho más cercano y accesible, en un hotel que presiento comodísimo y con vistas al Cantábrico. Desde hace un par de semanas, no hago otra cosa que pensar en la perspectiva de muchas mañanas y tardes de lectura en la tumbona, con el libro entre las manos y tal vez la contribución de un combinado de los de pajita, montaña de hielo picado y sombrilla de papel. Por cierto, el peso de la obra ciclópea del novelista de New Jersey es tal (la edición española en tapas duras de Ediciones Gigamesh tiene más de 1140 páginas) que acaso no me sirva la tumbona y me vea obligado a solicitar del personal del hotel no ya un atril, sino hasta un polipasto. En cambio, Pilar no pasará por ese trago, pues, siempre más lista que yo, ha decidido llevarse de vacaciones unos cuantos libros digitales, que ya he transferido a su ligerísimo y potente Sony Reader.
Acabo de citar mis intervenciones –últimamente escasas y espaciadas– en Twitter, así que aprovecho la oportunidad para expresar mi agradecimiento a Antonio Solano, ya que cada vez que publica un tuit sobre Canción de hielo y fuego o sobre Juego de tronos, la colosal adaptación cinematográfica que está realizando la cadena HBO a partir de la serie novelística de Martin, incluye una referencia a mi nombre. Véase, por ejemplo, el que publicó hace poco, dando cuenta de una divertida maldad de los productores de la serie:
La HBO pide perdón por exhibir la cabeza empalada de George Bush en 'Juego de Tronos' http://t.co/tXqBmhzd cc @elarequi @omedes @jmuruais
— Toni Solano 🍏📚🍏 (@tonisolano) June 14, 2012
Tal vez no venga mucho a cuento, pero conviene poner de relieve el hecho de que la posibilidad de insertar un tuit en el blog, cuya demostración figura sobre estas líneas, es una de las novedades más interesantes de WordPress 3.4 (véase mi reciente artículo sobre esta actualización), capaz de reconocer e insertar automáticamente las intervenciones en Twitter gracias al protocolo oEmbed.
Ya que hemos hablado Juego de tronos, no me resisto a acabar este artículo sin recomendar la lectura de un libro al que también me he referido en algunos tuiteos recientes. Se trata de una recopilación de artículos publicados por la editorial Errata Naturae, en torno a diversos aspectos de la serie de la HBO. Quizás su título, Juego de tronos. Un libro afilado como el acero valyrio, resulte un tanto hiperbólico, pues no todos los textos poseen la mágica agudeza y el brillo singular de la legendaria aleación, pero estoy seguro de que disfrutarán con el libro tanto los amantes de la serie novelística (son una legión de entusiastas, en su mayoría muy jóvenes, si he de creer a los libreros con los que tengo más trato) como aquellos que solo conocen la adaptación televisiva.
Por ejemplo, el artículo con el que se abre el volumen –“¡Ponte a escribir, George R. R. Martin!”– es una delicia, ya que cuenta anécdotas impagables sobre ha intensidad y el fanatismo que ha alcanzado el fenómeno del fandom, sobre todo en los países anglosajones. Otros artículos, como los dos que exploran las relaciones entre el relato literario-televisivo y las teorías políticas de Hobbes y Maquiavelo, o el que trata de las complejidades morales que se derivan de la personalidad y el comportamiento del enano Tyrion Lannister (¡qué personaje tan fascinante!), son también muy recomendables.
Cuento con ansiedad los días que faltan hasta el comienzo de las vacaciones y la reanudación de la lectura de Danza de dragones, que espera su turno con la gravedad que le imponen su peso, grosor y la fama y éxito de sus antecesores. Mientras tanto, y para aplacar el desasosiego (o acentuarlo, según se mire), confío en que la Selección española de fútbol salga vencedora de la semifinal de la Eurocopa, contra nuestros vecinos portugueses, y se imponga también en la esperadísima final, en la que deberá enfrentarse al ganador del encuentro entre Alemania e Italia. No es la Guerra de los Cinco Reyes, pero se le parece.
Fernando dice
Hola, estoy leyento tu bitácora a raiz del artículo tan bien documentado e interesante que escribiste sobre Criptonomicon. Bien, solo escribo para comentar que esta novela no es la última de la saga (sí la última escrita) como parecen desprender tus primeras palabras -aunque una posterior relectura me ha hecho comprender mejor lo que ahí has escrito- y que yo decidí dejar la historia hace más de un año justo después de la famosa boda a mitad de la tercera entrega. Me cansé de que el escritor «jugara» tanto con nosotros, sus lectores; que nos zarandeara a su voluntad sin que pudieramos tan solo defendernos. Decidí que ya le había dado demasiado de mi tiempo a aquella historia -grande, apabullante, buena- y que debía leer ya otras cosas. Si a mi me costó lo mío llegar hasta donde la dejé, imagino lo que a tí si además la lees en inglés, idioma del que yo (desgraciadamente) solo sé que sirve para que los traductores y subtituladores me hagan la vida más feliz.
Saludos y adelante, haces un trabajo fantástico.
Eduardo Larequi dice
Gracias, Fernando, por la precisión sobre la secuencia de publicación de las novelas de Martin, y por los elogios. La verdad es que la cronología interna de su serie novelística, y en especial la relación entre los acontecimientos narrados en Festín de cuervos y Danza de dragones es una materia arcana, solo accesible para auténticos eruditos en la materia. El propio Martin ha confesado en más de una ocasión que él mismo se ha perdido y que sus lectores han descubierto más de una incongruencia argumental, lo cual no es nada extraño, habida cuenta de las mastodónticas dimensiones de Canción de hielo y fuego.
En cuanto a la actitud de Martin para con sus lectores, es un asunto delicado, ya que una parte sustancial de la fascinación que produce la serie deriva justamente de sus quiebros argumentales y del destino inesperado (y aun caprichoso) que espera a muchos personajes. A varias personas que me han pedido consejo sobre la serie, les he dicho lo mismo: «no te encariñes con los personajes, porque todos los que te caigan más simpáticos acaban de una manera trágica».
Carlota Bloom dice
Creo que de este verano no pasa. ¡A hincarle el diente! Que pases buen verano, Eduardo.
Toni dice
Gracias por la mención. No tardaré en hincarle el diente a tan suculento ejemplar. Feliz verano
Fernando dice
Hola de nuevo.
Sí, estoy de acuerdo con que lo más interesante de Juego de tronos no es tanto lo que cuenta, que también, sino cómo lo cuenta. Recuerdo que hace tres o cuatro años intenté varias veces empezar la novela pero siempre acababa dejándola para otra ocasión porque de un capítulo pasaba a otro y directamente contaba una historia totalmente distinta. La novela me enganchó cuando distintos capítulos empezaron a interrelacionarse entre sí. Ese matrimonio con la novela lo mantuve hasta que habiéndome encariñado -a pesar de los consejos- con ciertos personajes, estos de pronto me decían adios y muy buenas. ¿qué hubiera sido de Don Quijote si el aspa del molino lo hubiera guillotinado y a partir de ahí fuera protagonista Sancho Panza?
Pues eso, que no.
Y nada más, a seguir trabajando que por malo que sea lo que hago, me da de comer.
Por cierto, estoy empezando a leer Criptonomicon y después de 60 páginas o más puedo afirmar que este verano y con ese libro en las manos, conseguiré que tengan sentido las noches de pegajosa calor.
Elegir una lista de libros para el verano es una rutina que suelo poner en marcha en junio de cada año. Este lo he pospuesto porque entre Neal Stephenson, el Comisario Bordelli, de Marco Vichi y un par de Stephen Jay Gould, ando sobrado.
Saludos.
Eduardo Larequi dice
Toni, Carlota, Fernando:
Feliz verano también para vosotros, y que disfrutéis de vuestras lecturas. Hay tanto por leer y tan poco tiempo…
panta dice
No olvide ud. publicar reseña detallada de la lectura.
Como comentaba @fernando, dado lo exhaustiva de las mismas y el volumen de este tocho, a fe mía que 2013 aún la estará ultimando. ;)
Ahora en serio, es cierto que a GRR Martin no sé si el éxito o una detalladísima preocupación por la coherencia interna y cerrar flecos, le condujeron a una enorme disgresión del argumento central en la cuarta entrega. Y en una historia épica, el ritmo es fundamental.
En fin, este verano imagino que también haré los honores.
Saludos
Eduardo Larequi dice
Acabo de terminar el novelón, Panta. Espero tener tiempo y ganas suficientes para abordar la reseña, y prometo que no será muy larga, entre otras razones porque la he leído sin tomar notas, ni siquiera mentales. Y es tal el volumen de los hechos y el caudal de personajes, que habría que leerla un par de veces más solo para tener fresco el argumento.
Mikirago dice
Buenas fechas para disfrutar de la lectura placida, tranquila, relajada, incluso inductora de esas siestas estivales.
Acabo de leer «Riña de gatos» de Eduardo Mendoza, aunque muy bien escrita, la historia no me ha llegado a satisfacer plenamente.
De nuevo he retomao «Africanus: el hijo del consul» de Santiago Posteguillo que se lee muy fácil y es amena; tuvé en mis manos (pesaba lo suyo 1200 pg) «El Temor de un Hombre Sabio. Crónica del Asesino de Reyes: Segundo día», que es la continuación de El nombre del viento Patrick Rothfuss pero me dio pereza y pense mejor lo leere en el Kindle.
Saludos y a leer en vacaciones.
Eduardo Larequi dice
Tenemos una sensación parecida sobre Riña de gatos, Víctor. También a mí me dejó con la sensación de que podía haber ofrecido algo más. De Posteguillo no he leído nada, pero sé que está pegando fuerte, y su presencia es abrumadora es los mostradores de novedades editoriales. En cuanto a la segunda novela de Rothfuss, espero que me cuentes tus impresiones; la primera se me atragantó bastante.
Disfruta de las vacaciones y de los buenos libros. Un abrazo.
Game of Thrones Kindle dice
Caray, que fea portada la de Errata Naturae, de todas formas la adaptacion televisiva no es tan buena como la de los libros, igual es razonable proque ya se quedaron sin material para poder continuar la historia, en vez de ir cada vez mas dentro de lo que ya tenian y desarrollarlo, a partir de los libros anteriores, pero no, tenian que apurar el desenlace de la historia y darle un final incierto.