El compositor italiano Ennio Morricone es quizás el primero de los compositores de bandas sonoras cuya música oí en discos. Mi buen amigo Joaquín Ángel Lecumberri (profesor de flauta y, desde hace unos años, compositor laureado de música para txistu, para oboe y para coro) tenía en su inmensa colección de vinilos algunos discos del compositor romano, cuyas piezas, junto con las de Walter (luego Wendy) Carlos, Vangelis e Isao Tomita, eran por entonces casi las únicas excepciones en un auténtico océano de discos de música clásica.
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A Morricone lo oíamos constantemente, en cintas que grabábamos y que luego nos pasábamos entre los miembros de la cuadrilla. Recuerdo más de un viaje al monte en el coche de Jokin, con la música de Morricone como fondo musical de nuestras aventuras pirenaicas. Con el tiempo, mi amigo fue ampliando sus gustos musicales, y yo me fui construyendo mi propia colección de bandas sonoras (que más de una vez he compartido con Jokin, en justa correspondencia a sus enseñanzas). A pesar de que ha habido años enteros en que no he oído una sola nota del autor de bandas sonoras tan emblemáticas como La misión, Los intocables o Érase una vez en América, siempre recordaré aquellos primeros discos de Morricone con esa mezcla de nostalgia y pasión que se asocia con las experiencias que han forjado el gusto y la personalidad.
De la inmensa producción de Ennio Morricone (es uno de los compositores más prolíficos en la historia de la música de cine), he escogido el bellísimo tema principal de la banda sonora de C’era una volta il West, una película de Sergio Leone de 1968, más conocida por su título en inglés, Once Upon a Time in the West, y que en España fue titulada Hasta que llegó su hora. Lo reproduzco aquí, mediante dos vídeos: el primero corresponde a la escena original de la película, y el segundo al concierto que el propio compositor dirigió en la plaza de San Marcos de Venecia, en noviembre de 2007:
https://www.youtube.com/watch?v=boBaxjPTwMQ
La melancolía y el lirismo, tan característicos de la música de Morricone, subrayan perfectamente las emociones de esta escena del film, teñida por un sentimiento de pérdida y resignación, gracias a una melodía que parece haber sido escrita para ser interpretada por los ángeles.
A lo largo de los años, he oído este tema muchas veces, en varios idiomas y en muy diversas versiones. No obstante, siempre recordaré una versión en francés («Un jour tu reviendras»), interpretada por la cantante Mireille Mathieu. Gracias a la gigantesca discografía de Spotify no me ha sido difícil encontrar la añorada versión que la cantante francesa dedicó al tema principal de Once Upon a Time in the West.
Ya de paso, incluyo el disco entero al que pertenece este tema, Mireille Mathieu chante Ennio Morricone. Se me erizan los vellos de la nuca cada vez que escucho a la cantante de Aviñón enfrentarse con las erres francesas. Qué articulación, qué fraseo, qué afinación…
Angus dice
Además de compartir la afición por las bandas sonoras, en esta ocasión, he disfrutado con tu post.
La coincidencia en el gusto por Morricone y concretamente por este tema es absoluta, pero aún lo es más la de los detalles que cuentas.
Supongo que se trata de algo denominado «sintonía».
Un saludo.
Eduardo Larequi dice
Si tenemos la misma edad (yo voy por los cuarenta y cinco, me espanta decirlo), seguramente compartiremos vivencias muy semejantes. Eso que se llama «experiencia generacional», o algo así.
Me alegro, Angus, de que hayas disfrutado de la entrada sobre Morricone, un compositor que nunca ha obtenido un Oscar (¡vergüenza eterna para la Academia de Hollywood!).
SAMUEL dice
MORRICONE HA HECHO DESPERTAR EN MI MULTITUD DE SENSACIONES A TRAVÉS DE SUS TANTAS BANDAS SONORAS, ES ÚNICO, Y NO SIGUE LOS ESTILOS DE MODA Y QUE SUELEN SEGUIR LOS COMPOSITORES DE HOY. PARA MI ES EL MAYOR MÚSICO, SIMPLEM,ENTE ME APASIONA SU MUSICA