No deja de sorprenderme la cantidad de comentarios que ha merecido mi reseña de Tokio Blues, de Haruki Murakami, sobre todo porque tengo la fundada impresión de que bastantes de entre esas anotaciones corresponden a comentaristas cuyo perfil difícilmente encaja con eso que podríamos llamar, a falta de mejor nombre, el lector-tipo de La Bitácora del Tigre. A lo mejor es que yo mismo tampoco coincido con ese modelo de lector (antes de leer al novelista japonés estaba casi seguro de que no me iba a gustar), pero esta consideración me llevaría por terrenos en los que prefiero no adentrarme.
El comentario de Marcela, una jovencísima lectora me ha animado a sacudirme el letargo (¡ay, cuánto hace que no escribo una reseña como Dios manda!) y dedicar unas breves líneas a la última novela del escritor japonés publicada en España, After Dark, que al igual que Tokio Blues está protagonizado por unos jóvenes desnortados y confusos, recién salidos de la adolescencia, que vagabundean por un Tokio nocturno, plagado de neones, cafeterías, tiendas que abren toda la noche, el love-ho Alphaville (creo que el castizo término español de «casa de citas» no hace justicia a estos hoteles para parejas, típicamente japoneses), y parques solitarios donde los protagonistas, como los de Kafka en la orilla, dan de comer a los gatos.
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