Creo que fue Truman Capote quien señaló que «toda la literatura es cotilleo». A pesar de su carácter provocador y de su tono de boutade, no me parece una afirmación desacertada, pues al fin y al cabo muchas de las más insignes obras literarias de todos los tiempos desempeñan, de un modo u otro, la función que, según algunos lingüistas, más tiempo ocupa en nuestro empleo cotidiano del lenguaje: el chismorreo, la charlatanería.
La última novela de José Ángel Mañas, Caso Karen, algo tiene que ver con la definición del novelista norteamericano, pues su argumento -la investigación de los cómos y los porqués del dudoso suicidio de Karen del Corral, una escritora joven de fulgurante éxito- pone al descubierto muchos aspectos de la intimidad de la protagonista y desvela no pocos de los entresijos del mundillo literario en el que ella se mueve como pez en el agua. El hecho de que el personaje principal se inspire en un modelo real bastante conspicuo (la novelista Lucía Etxeberría, según apuntan voces autorizadas) y la proximidad de unos cuantos de los tipos que pululan entre sus páginas a nombres y apellidos concretos del mundo literario, son circunstancias que nos permiten, de nuevo, invocar la definición de Capote.
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