Una película tan interesante como poco convencional, esta reciente producción argentina, El aura, escrita y dirigida por Fabián Bielinsky, cuyo talento ya tuvimos ocasión de admirar hace cinco años en la sorprendente Nueve reinas. Una película seca, adusta, áspera y silenciosa, en la que los personajes apenas hablan (yo no sé si he visto en los últimos años un filme con tantos y tan prolongados silencios) y cuando sonríen sólo lo hacen a medias, con una mueca sarcástica.
El comienzo del argumento no es difícil de resumir: un taxidermista cuya vida gris y rutinaria sólo es interrumpida por ataques epilépticos (el “aura” define las sensaciones que experimenta antes de un ataque) y por su afición a planear imaginarios atracos perfectos, decide acompañar a un amigo a una expedición de caza, que tiene como escenario los remotos bosques de la Patagonia. Un incidente fortuito durante una cacería permitirá al anónimo protagonista (sólo conocemos su nombre por los títulos de crédito) entrar en conocimiento de un elaborado plan para atracar el furgón blindado que transporta la recaudación de un casino de lujo.
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