Subir fotos a la cuenta de Flickr se está convirtiendo en un vicio. Es fácil, cómodo (siempre que se disponga de una conexión a Internet con suficiente ancho de banda, claro, y se utilice alguna aplicación como Flickr Uploadr), y los resultados son fascinantes, incluso aunque el autor de las instantáneas sea el peor fotógrafo del mundo. Si además se utiliza un plugin, como el excelente FAlbum para WordPress, para presentar las fotos en el blog, poco más hay que pedir.
En los últimos días, he creado otras dos colecciones: animales y obras públicas. La primera reúne fotos de bichos diversos, especialmente gatos callejeros, cuya altiva fotogenia los hace irresistible para el objetivo de la cámara. La segunda obedece a una de mis particulares filias, las grandes obras públicas, especialmente embalses e infraestructuras hidráulicas. No ofrecen imágenes de tan poderoso magnetismo como las de los gatos, pero me gustan casi tanto como ellos.
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