Miguel Santa Olalla propone en una de las últimas entradas de su extraordinaria Boulé un apasionante experimento: al final de una cita kantiana tan enjundiosa como larga (al menos para los parámetros habituales en la blogosfera), el autor dispara sobre el escenario blogosférico toda una batería de preguntas:
[…] me temo que en el mundo de las bitácoras sea un texto demasiado largo. ¿Tienen cabida estos textos en las bitácoras? ¿Qué condiciones o características deben cumplir los contenidos educativos para aparecer en una bitácora? ¿Son igualmente aplicables a todos los niveles educativos? ¿Potencian la lectura y la difusión de contenidos culturales y educativos a la vez que les imponen un formato determinado? ¿Qué te ha pasado por la cabeza a medida que leías esta obrita kantiana? ¿Te parecía demasiado larga como para aparecer en una bitácora? ¿Qué reflexiones alrededor del potencial educativo de las bitácoras se podrían realizar? Si has llegado hasta el final, te agradecería mucho que me dieras tus impresiones sobre alguna de estas preguntas. ¡Muchas gracias!
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