Son las 7,45 de una fría mañana de marzo en Pamplona. De camino al trabajo, veo caer la nieve en la Plaza del Castillo. Así lo testimonia esta foto, tomada con mi PDA, a una hora en la que la plaza se muestra desolada y vacía, como si guardara algún íntimo secreto bajo la blanca superficie que poco a poco va cubriéndola. El amanecer, con sus tonos suaves y nacarados, presagia una larga jornada invernal.
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