El pasado viernes escribí sobre el propósito de renovar las instalaciones de Linux que residen en mi red. Dos eran los objetivos de mis experimentos: comprobar algunas de las nuevas distribuciones que se han publicado y adquirir más experiencia en el sistema del pingüino, en el que no paso de ser un usuario limitado, timorato y esporádico. Otra cosa son los Linux del trabajo, donde con frecuencia me toca realizar operaciones de consola, con sucesivos saltos de Telnet entre routers, cortafuegos, proxies y, últimamente, puntos de acceso inalámbricos; aunque me costó lo suyo, puedo decir que a esos bailes entre IPs ya les tengo cogido el tranquillo.
Pues bien, a lo largo del pasado fin de semana he probado varias distribuciones recién salidas de fábrica: Guadalinex 3.0.1, Knoppix 5.01 y Ubuntu 6.06. Con Ubuntu ya me había estrellado hace algún tiempo, pues no podía cargar el sistema gráfico. Guadalinex me ha dado exactamente el mismo problema (los drivers de la tarjeta ATI Radeon, siempre tan problemáticos), y sólo con Knoppix, en su versión Live, he podido arrancar ese monstruo hipertrofiado y vanidoso que es mi ordenador principal, aunque con una resolución mucho menor a la esperada (por cierto, esa Live en DVD de Knoppix, con sus más de 8 GB. instalados, es una virguería. Recomiendo a todo el mundo que la tenga al alcance de la mano, por si acaso le casca el sistema).
De los problemas de las distribuciones Linux con cierto hardware se podría hablar y no parar. Recientemente, tuvimos en el PNTE un caso diabólico con una RedHat Fedora Core 2.6.15, bajo cuyas órdenes era imposible obtener de un monitor TFT un tanto especial (un Sharp) la adecuada frecuencia que hiciera posible representar en la pantalla el interfaz gráfico. A pesar del empleo de toda su artillería pesada por parte de la gente más bregada en Linux que quepa imaginar, incluido un Red Hat Certified Engineer, la pantalla siguió en negro, riéndose de nosotros.
Al final, he tenido que reinstalar SUSE 10.1, que reconoce bien todo el hardware de mi PC principal y lo configura casi a la perfección. El problema con SUSE es de otro nivel: los alemanes, siempre tan ordenancistas, no incluyen en la configuración estándar de la distribución los drivers y códecs que hacen posible la reproducción de DVDs, DivXs, Xvids y demás archivos multimedia. Más vale que el problema está bien documentado y resuelto, a base de definir nuevas rutas de instalación para el Yast y de conectarse a repositorios menos legalistas que el oficial de SUSE. Por otra parte, debido a la particular configuración de este PC, cuyo Linux está instalado en el disco extraíble IDE y cuyo Windows arranca desde el primer disco duro SATA (una configuración que Windows no sabe interpretar por sí mismo), he tenido que hacer algún apaño en el fichero /boot/grub/menu.lst. Transcribo aquí el truco, por si le viene bien a alguien:
title Windows XP map (hd0) (hd1) map (hd1) (hd0) chainloader (hd3,0)+1
En el portátil he tenido algo más de suerte: el arranque en modo Live, tanto de Ubuntu 6.06 como de Guadalinex 3.0.1, no ha producido el más mínimo problema. Ciertamente, ninguna de las dos distribuciones puede por sí sola configurar el interfaz inalámbrico (basado en el chip Broadcom BCM4306), pero ya he visto en los foros de Guadalinex y en la Guadapedia que es posible hacer que funcione mediante NdisWrapper (es decir, «empaquetando» los drivers de Windows), eso sí, con un buen rato de trasteo de por medio. Lo dejaré para mejor ocasión, porque ahora mismo me siento fatigado y hasta con ganas de tirar el portátil por la ventana.
Todo lo cual me sirve para recomendar alguna prudencia, una actitud moderada y cum grano salis, respecto al entusiasmo desbordante que en los últimos tiempos recorre la blogosfera en todo cuanto tiene que ver con Linux. No hay duda de que se trata de un sistema potentísimo, seguro, fiable y con enormes posibilidades, además de gratuito. No seré yo quien ponga reparos a sus ventajas técnicas ni a las medidas que algunas administraciones públicas han puesto en práctica para difundirlo. Ahora bien, a mi modo de ver es evidente que a Linux le sigue faltando ese toque de universal amabilidad y de sencillez de uso que le haría apetecible para la inmensa mayoría de los usuarios domésticos, a quienes en buena lógica no se puede pedir que inviertan un esfuerzo ímprobo para configurar adecuadamente componentes tan esenciales de sus equipos como el sistema gráfico o el interfaz de red inalámbrica.
En cualquier caso, como me sigue gustando cacharrear y no tengo que dar explicaciones a (casi) nadie de lo que hago por las noches, yo seguiré pegándome con Linux (y con Windows, por supuesto, aunque hace tiempo que el XP no me da sustos). No pienso parar hasta que Ubuntu o/y Guadalinex se me rindan sin condiciones; bueno, o hasta que firmemos una paz honorable.
Alejandro Valero dice
Según la lógica de tu exposición, Eduardo, nadie podría tener instalada una distribución de Linux en su ordenador, porque con tantos problemas como dices que hay, alguno de ellos nos tendría que tocar a quienes queremos instalar Linux. Aquí pasa como con las meigas: haberlas haylas, pero yo no las he visto. Y tú pareces haberte encontrado con todas ellas, porque yo llevo instalando distribuciones de Linux ya hace más de dos años en todo tipo de ordenadores, y se me instalan bien. Otra cosa es que haya algún que otro problema, pero he podido instalarlas casi siempre a la primera. Por ejemplo, Ubuntu la he instalado varias veces en un Pentium II a 400 Mhz y con 192 de RAM, y el único problema que tenía era el sonido, pero lo arreglé enseguida, y funcionaba internet y todo lo que le echaras.
Pero ahora imagínate que los ordenadores los vendieran con Linux instalado de fábrica (hay que tener mucha imaginación para ello, pero ya los hay), y la gente tuviera que instalar Windows, ¿qué pasaría? Que no habría ningún problema de compatibilidades para Linux, porque los fabricantes y los vendedores ya se encargarían de ello, y ya veríamos cuánta gente podría instalar Windows en buenas condiciones.
Lo que hay que conseguir es que los usuarios presionemos a la insdustria para que este último ejemplo imaginario ocurra de verdad, y para ello hay que usar Linux, y además fardar de nuestras distribuciones, que hace tiempo que ya están preparadas para los escritorios, y desde Ubuntu te escribo estas palabras.
Eduardo Larequi dice
No es que yo diga que hay problemas de reconocimiento de hardware con las distribuciones de Linux (como con Windows, todavía me acuerdo de los sudores que me costó que sonara bien una SoundBlaster), es que los hay. El enlace que he hecho a los foros de Guadalinex, que es una mina de información utilísima, lo demuestra. Por cierto, si recorres estos foros, o cualesquiera otros de soporte a las distribuciones de Linux, verás que los problemas de reconocimiento de hardware son el pan nuestro de cada día.
Tampoco sé si mi exposición tiene una lógica particular, y si la conclusión que sacas de ella es la adecuada (yo creo que no, pero para gustos son los colores). Debo de ser un tipo cenizo, y tú un usuario con mucha suerte. De todas formas, no tengo ningún interés por ponerme maximalista: estoy dispuesto a admitir que cualquier usuario con un hardware estándar (el mío no lo es) puede utilizar una distribución Linux recién sacada de la caja, pero creo que también tú deberías admitir que la experiencia que yo he descrito no es cosa de meigas, ni sólo se debe a la mala suerte.
Coincido contigo, Alejandro, en que la industria es perezosa y comodona, y que sólo mira al beneficio inmediato, con honrosas excepciones. Es vergonzoso que la tarjeta inalámbrica de mi portátil no funcione en Linux sólo porque los de Broadcom se empeñan en no liberar los p… drivers.
El escenario futuro que evocas puede muy bien llegar a ser realidad algún día. Ya veremos. Yo, sinceramente, no estoy dispuesto a prescindir de lo bueno que nos brindan ambos mundos (por no hablar del tercer grupo en discordia, el de los maravillosos Mac, que envidio secretamente desde que me compré mi primer PC, y que sólo he rozado levemente, como a flores frágiles e inalcanzables).
Para terminar, y en amistosa correspondencia a tu frase final, te escribo el presente comentario desde una Suse 10.1, conectada por VNC a un XP Home en cuyo bloc de notas he apuntado algunas ideas para este comentario, que luego he copiado al Linux en una carpeta de usuario compartida a través de Samba. La redacción final la he subido al servidor gracias a una instancia de WordPress renderizada por Firefox. Software libre y propietario en buena armonía, como debe ser.