El sinsentido y la arbitrariedad que ayer denunciaba amargamente Lourdes Domenech en A pie de aula no es más que la punta del iceberg de un fenómeno más perverso y más amplio, que resulta cada vez más insoportable: el estancamiento y fosilización de las administraciones educativas en una serie de prácticas arcaicas e injustas que, lejos de promover la innovación educativa y de fomentar el trabajo de sus mejores profesionales, los desmotiva y llena de indignación.
El problema se sitúa más allá del caso que afecta a Lu, o de cualesquiera otros que se han traído a colación en las varias entradas y en los muchos comentarios publicados tras la denuncia de Lourdes: por ejemplo, las que acaban de ver la luz en La Clase Abierta, Eduideas o Re(paso) de Lengua (por no hablar de la mucho más lejana que yo mismo publiqué hace ya bastantes meses, sobre la necesidad de un reconocimiento oficial para las publicaciones digitales).
En las actuales circunstancias, con una realidad tecnológica y educativa que poco a poco se ha abierto paso en las aulas y que ha sido plasmada en la legislación hace bien poco tiempo, con nuevos currículos que exigen a los docentes un cierto dominio de la competencia digital (pues mal pueden aspirar a que sus alumnos sean competentes si carecen del mínimo nivel exigible en dicho ámbito), la casi completa falta de reconocimiento por parte de las administraciones educativas de lo que muchos profesoras y profesoras vienen haciendo en este ámbito desde hace años no sólo constituye un desperdicio de recursos humanos y materiales, sino, me atrevería a decir, un caso flagrante de negligencia.
En mi artículo del pasado noviembre hice una propuesta, necesariamente incompleta y provisional, de lo que se podría hacer para otorgar justo reconocimiento a las publicaciones digitales. Tal como prometí entonces, difundí mi escrito en el ámbito administrativo al que pertenezco, el del Departamento de Educación de la Comunidad Foral de Navarra aunque, lo confieso abiertamente, con poco éxito (hay personas lúcidas que me han dado su apoyo, y por eso persisto, en la convicción de que todo cambio exige la movilización previa de las conciencias).
Ahora, tras leer el artículo de Lourdes, creo necesario ampliar el horizonte de la propuesta, y a tal efecto reclamo desde esta modesta tribuna un nuevo marco normativo para los procesos de selección, acreditación y promoción docente, que parta de algunos principios básicos:
- Que se tengan en cuenta las actividades profesionales realizadas a través de los nuevos formatos y medios propios de la sociedad de la información y la comunicación. Dicha valoración ha de aplicarse en al menos dos ámbitos: la creación de materiales para la enseñanza de alumnos dentro del ámbito escolar, por un lado, y las aportaciones realizadas por los interesados de cara a la formación del profesorado, en todas sus modalidades (formal, informal, reglada, no reglada, individual, colectiva, colaborativa, etc.), por otro.
- Que se incluyan entre los méritos valorables los materiales de carácter educativo publicados en los nuevos formatos que definen la sociedad de la información y la comunicación: sitios y páginas web, blog, wikis, aulas y plataformas de formación online, entornos colaborativos de enseñanza-aprendizaje, materiales y objetos digitales educativos, etc.
- Que se valore con mayor precisión que la actual la pertinencia y aplicabilidad didáctica de los méritos, tanto los señalados en el punto anterior como otros tradicionalmente contemplados en los procesos de selección y promoción docente: estudios, cursos de formación, participación en proyectos educativos, etc.
- Que se incluyan en los tribunales de selección, comisiones baremadoras y otros órganos semejantes a expertos capaces de evaluar la calidad y pertinencia educativa de las propuestas y materiales antedichos. Los tribunales de valoración e méritos habrán de ser capaces de utilizar técnicas objetivas de evaluación en aquellos casos en que sean aplicables. Por ejemplo, el valor de un sitio web se puede medir aproximativamente con el PageRank de Google, y la calidad de un blog por el número de sus comentaristas, los debates y propuestas suscitados, las citas, etc.
- Que se dé carta de naturaleza a las publicaciones digitales de calidad contrastada e interés educativo indiscutible, incluso aunque carezcan de identificación como las que proporcionan el ISBN o el ISSN.
- Que, de acuerdo con las formulaciones y previsiones del actual marco curricular, y en particular de aquellos epígrafes relacionados con el tratamiento de la información y la competencia digital, los procesos selectivos, de acreditación y promoción docente incluyan las pruebas necesarias para demostrar que los docentes están en posesión de un nivel de competencia suficiente en el ámbito de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
- Que se incorpore algún sistema que permita a los interesados acreditar saberes o técnicas adquiridos motu propio, de valor para la práctica educativa (idiomas, gestión de personal y recursos humanos y materiales, competencias profesionales diversas, etc.), indemostrables con arreglo a los sistemas clásicos (antigüedad, cursos, estudios adicionales). En tal sentido, sería necesario que los procesos de selección, acreditación o promoción docente contemplen la posibilidad de realizar exámenes prácticos a solicitud del interesado, destinados a demostrar habilidades y competencias no acreditables mediante otras fórmulas.
A la luz de mi reciente experiencia como miembro de una comisión baremadora de opositores a Secundaria, yo añadiría a todo lo anterior (pero ya sé que es virtualmente imposible que nadie con dos dedos de frente se meta en semejante jardín) una sugerencia: que se penalicen las prácticas fraudulentas, como la obtención de ISBN para materiales notoriamente inútiles, la utilización ilegítima de recursos de terceros, la duplicidad en la presentación de méritos con objeto de que el mismo ítem se valore varias veces y otras actuaciones de semejante jaez.
Esta propuesta no pretende ser el embrión de un manifiesto o acción activista (o tal vez sí, vaya usted a saber), pero sí desea propiciar el debate y las aportaciones de la comunidad educativa, y en especial las de la comunidad bloguera. Tal como he manifestado públicamente en sendos comentarios publicados en los blogs de Lourdes Domenech y Antonio Solano, yo me brindo voluntario para contribuir en la medida de mis fuerzas y posibilidades a redactar una propuesta, discutirla y hacerla llegar a la administración educativa que tengo más a mano. Animo a todos mis lectores a participar de este objetivo.
Olga Díez dice
Estoy de acuerdo contigo. La administración es como un gran dinosauro que no se entera de los cambios que pasan a su alrededor. O se entera a medias y no es capaz de pensar y ser consecuente con lo que dice querer conseguir. Es como una gran maquinaria que se moviera principalmente por inercia. Y lo curioso es que en la administración hay gente muy válida trabajando pero la capacidad de adaptación de esa especie de engranaje, de superestructura que lo engulle todo, es nula.
Habrá que hacer algo o al menos intentarlo.
Claro que recuerdo que hace unos años después de tutorizar unos cursos pasé un informe sobre cómo mejorar la oferta de teleformación para docentes de mi comunidad y no sólo no sirvió para nada sino que no volvieron a llamarme para tutorizar nunca más.
De todas formas me parece muy bien tu propuesta. Espero que saquemos algo adelante, pero no sólo en las administraciones a nivel autonómico, sino también a nivel estatal.
En el fondo el problema es que los perfiles profesionales están sin definir, por lo que no se pueden hacer baremos adecuados porque no tenemos claro qué profesional queremos y por tanto cómo lo vamos a fomentar.
Antonio dice
No sé si será una lucha vana, pero quizá valga la pena intentarlo. Para ir empezando, lo único que se me ocurre es crear un grupo de trabajo y debate. Aprovechando que casi todos estamos en Internet en el aula, he creado allí un grupo por si alguien se apunta:
Reconocimiento oficial del trabajo con las TIC.
Un saludo.
Lu dice
Eduardo, tú siempre has estado al quite de estas cuestiones. En noviembre abriste la caja de los truenos. Ahora vuelve a sonar.
No me gustaría convertirme en víctima de nada, porque sé que mi caso es uno entre muchos. Tener un blog es tener voz más allá de los límtes geográficos en los que una se mueve, por eso he hablado y lo he hecho en representación de muchos.
El ciberactivismo es una opción. En el grupo de discusión que ha abierto Antonio puede ir concretándose cómo encarar esta reivindación.
Lu dice
Fe de erratas: Donde dice «reivindación» debe decir «reivindicación».
Manuel Rino dice
Hola Eduardo,
a través de tu artículo he leído el de Lu y no he hecho más que confirmar lo que ya sabía por experiencia propia. Quiero que sepas que estoy totalmente de acuerdo contigo. Debemos impulsar una propuesta para que se reconozca, de una vez por todas, la labor que hacemos en la Red. Pero no sólo a un nivel general, sino que también, y sobre todo, en las oposiciones (no sólo a Cátedras, sino también las de acceso a la función pública) se deben contemplar y valorar las actividades que se presenten en formato digital y que puedan ser accesibles a través de Internet (a mí esto no sólo no me benefició o no me afectó, sino que me perjudicó cuando me presenté el año pasado).
Un saludo
Manuel Rino
lbarroso dice
Amén.
Si os parece, si te parece bien a ti Eduardo, podemos difundir los puntos básicos que propones, yo creo que además hay que montar una campaña de adhesiones, tipo firmas, banner y el día de Internet, podría ser el único post o post principal de nuestras webs educativas…
¿Que os parece?
Manuel Rino dice
Por mi parte he dado ya publicidad a este tema en mi blog, pero si hay que insistir más, lo haré con gusto.
Eduardo Larequi dice
Ya que Antonio acaba de abrir un espacio de discusión específico sobre este asunto, propongo a todos que continuemos el debate allí, para que nuestras respectivas aportaciones no se dispersen.
Boris dice
Muy interesante, Eduardo.
Suscribo muchas de tus propuestas, pero no voy a debatir aquí:
me acabo de apuntar al grupo en Ning!
Un abrazo,
Boris