Siguiendo la costumbre inaugurada en 2010, también este año los Reyes Magos de Oriente se han acordado del oficio de este humilde bloguero y le han traído como obsequio uno de esos gruesos volúmenes con los que la Real Academia Española nos deleita en los últimos tiempo a los filólogos. Me refiero, claro está, a la Ortografía de La Lengua Española, que ha llegado hasta los estantes de nuestra atiborrada biblioteca cuajada de novedades, unas cuantas de las cuales me van a obligar a un esfuerzo suplementario de atención: entre ellas, referirme al emirato de Catar con “c”, en vez de la tradicional y deliciosamente exótica “q” (por cierto, el cambio ya está recogido en el correspondiente artículo de la Wikipedia, que invoca la autoridad académica con la oportuna referencia a la página 723 del apéndice 4, de la lista de países y capitales con sus gentilicios); escribir guion sin tilde, de acuerdo con los nuevos criterios de definición y representación ortográfica de los diptongos (pp. 231 y 235-235); o fundir en una única palabra los prefijos con los términos a las que preceden, como en el caso un tanto rebuscado, pero no imposible, de exextraterrestre (p. 533 y 538).
Cuchufletas aparte, gracias a la coincidencia de diversas instancias o convocatorias de los Reyes Magos, incluida la socorrida del autorregalo (obsérvese que en esta palabra aplico rigurosamente la nueva normativa académica, tal como se expresa en la página 119), la Ortografía ha llegado a casa en buena y miscelánea compañía, como demuestra la primera imagen de la galería de fotos: la Historia de la literatura española 5. Hacia una literatura nacional 1800-1900, de Cecilio Alonso, tercera entrega de la Historia de la Literatura Española dirigida por José-Carlos Mainer, sobre cuyo volumen inaugural ya traté en este blog; la novela Sukkwan Island, del escritor norteamericano David Vann, de la que he leído varias reseñas encendidas de elogios; Snow Crash, de Neal Stephenson, y Materia, de Iain M. Banks, dos obras de ciencia ficción de las que también tengo excelentes referencias; y, finalmente, un libro sobre WordPress, que llegó al mercado español con el retraso habitual que sufren estas materias, y que me he regalado a mí mismo con la intención de demostrar a los asistentes a un próximo curso sobre administración de blogs educativos que el panorama editorial español no es un desierto del todo inhóspito (sí, ya sé que las comparaciones son odiosas, pero puede comprobarse cuán distinta es la situación de la bibliografía sobre esta aplicación en la lengua de Shakespeare consultando en Amazon los libros sobre WordPress).
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