En las últimas semanas he visto dos películas basadas en novelas que me gustaron mucho cuando las leí: Soy leyenda, de Francis Lawrence, nueva versión de la novela homónima del autor norteamericano Richard Matheson, y Expiación: más allá de la pasión, de Joe Wright, adaptación de la obra del novelista inglés Ian McEwan. El hecho de que ambas adaptaciones mantengan el título original de las novelas es una de las pocas cosas que los dos films tienen en común, pues los presupuestos de los que han partido sus respectivos guionistas no pueden ser más distintos. Por cierto, me gustaría utilizar esta tribuna para protestar por el postizo cursi y ridículo que la distribuidora española ha añadido al hermosísimo título de las obras de McEwan y Wright, y que sólo puede explicarse como una muestra de desconfianza en la capacidad del público hispanohablante para entender el sentido del término. Que la industria cinematográfica española nos trate como idiotas es ofensivo (en el ámbito anglosajón no se ha hecho lo mismo, como puede verse en el cartel original, a pesar de que el sustantivo inglés «atonement» es tanto o más desacostumbrado que «expiación»), por mucho que un servidor, a la luz de su experiencia como docente, esté tentado de considerar que la mencionada suposición tiene bastante de verosímil.
Otro de los escasísimos elementos comunes a Soy leyenda y Expiación es la fructífera relación de los autores de ambas novelas con el cine. De la pluma de Matheson han salido muchos guiones para películas y series de televisión, pero también varias novelas y relatos que inspiraron títulos muy famosos: además de la citada Soy leyenda, que con la de Lawrence ha conocido tres versiones en la gran pantalla, se pueden citar films como El increíble hombre menguante, El diablo sobre ruedas o En algún lugar del tiempo; los aficionados harán bien en consultar a este respecto la página que dedica la IMDB a la actividad cinematográfica del escritor. Tampoco Ian McEwan es un recién llegado al séptimo arte, pues al menos cuatro de sus novelas se han llevado al cine (El placer del viajero, Amor perdurable, El jardín de cemento y El inocente), amén de varios relatos breves; por supuesto, la IMDB también dedica su correspondiente página a los avatares fílmicos de las obras del novelista inglés. Aunque las películas basadas en los textos de McEwan hayan tenido hasta la fecha una recepción más bien minoritaria, parece que con Atonement–Expiación se ha roto la tendencia, pues la cinta de Joe Wright ha tenido una acogida entusiasta (y a McEwan no la falló el olfato en este caso, pues ha participado en el rodaje del film en calidad de productor ejecutivo).
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