Hace algunos días, el Prrofesor Potâchov comentaba en Twitter (lo siento, Néstor, pero no he encontrado la referencia exacta a tu gorjeo) cuán dura es la vida del traductor de temas o plantillas de WordPress. La afirmación de Néstor es indiscutible, y de hecho no sólo afecta a WordPress o a otros miembros de su familia, como WPMU, bbPress o BuddyPress, sino, en mayor o menor medida, a todos los gestores de contenidos con los que he tenido ocasión de trabajar: b2evolution, Drupal, FlatPress, Joomla!, Moodle, MyDMS, OTRS, etc. Incluso aunque los programadores de estas aplicaciones hagan bien su trabajo y la comunidad de usuarios de cada ámbito lingüístico, en este caso el español, proporcione versiones solventes al poco de publicarse las aplicaciones, abundan las traducciones incompletas, los calcos y falsos amigos, los errores clamorosos, las faltas de ortografía o puntuación, las incongruencias e inconsistencias, etc. Que el problema es arduo y va mucho más allá de las sutilezas para expertos o fundamentalistas de la corrección lingüística lo demuestra el excelente artículo de nv1962, en On the ever annoying issue of English-centric date formatting in default WordPress themes, que a pesar de su título en inglés está relacionado con los desafíos que la traducción de esta aplicación plantea a la comunidad hispanohablante.
Todavía menos satisfactorio es el panorama si prestamos atención a lo que podríamos llamar los márgenes de las aplicaciones, es decir, el conjunto de temas o plantillas, de plugins y extensiones que crece frondoso en torno a los programas de más éxito (en el caso de WordPress, unos y otros se cuentan por miles). A pesar de que las aplicaciones suelen tener normas muy claras para la “internacionalización” y “localización” de plantillas y extensiones (más adelante explicaré estos conceptos), y a pesar también de que se valen de sistemas perfectamente capaces y probados (véase, para el caso de WordPress, los artículos Installing WordPress in Your Language, I18n for WordPress Developers, y Translating WordPress), esas normas se incumplen sistemáticamente, con el resultado esperable de un gran porcentaje de sitios web (en el caso que nos ocupa, blogs) practicantes muy a su pesar de una especie de mezcolanza idiomática que supone para lectores y visitantes no sólo una funcionalidad disminuida, sino sobre todo una falta de respeto.
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