Comienza un famoso chiste con la siguiente pregunta: “¿Cómo se meten cien navarros (también hay una versión protagonizada por aragoneses) en un Seiscientos?”. A lo que se responde: “pues diciéndoles que no caben”. Bien, yo debo admitir que al menos en mi caso la chanza resulta bastante atinada, pues soy muy cabezota, lo cual tiene algunos inconvenientes y, probablemente, también unas cuantas ventajas.
No es la menor de estas últimas el impulso a la creatividad que resulta de los desafíos, incluso de los más jocosos y chispeantes, como el que hace bien poco me lanzó a la cara una buena amiga blogosférica, Elisa Armas, empeñada en retarme, nada más y nada menos, que a la preparación de “un manual de WordPress en octavas reales”.
Helo aquí, Elisa. No está completo (sólo he incluido las seis primeras estrofas), porque al fin y a la postre mis fuerzas son limitadas, pero tal vez pueda mejorarlo, a ratos perdidos y con la ayuda de mis colegas blogueros versificadores, a los que prefiero no nombrar para no comprometerles en un compromiso tan arduo. En cualquier caso, compañeros y compañeras, va por todos vosotros.
1. Donde el poeta sugiere cómo hallar morada
Tómese un servidor de alojamiento
con unos cuantos gigas en la cuenta,
ágil, veloz y fino en rendimiento
que dé lo que promete y que no mienta.
Compárese con otros, pues hay ciento,
antes de que el bolsillo se resienta.
Fírmense los contratos de rigor
y envíense por web, que es lo mejor.
2. En procura de instrucciones para descargar la aplicación y transferir los ficheros
Del sitio web oficial para WordPress
bajen el ZIP que tiene los archivos.
Cópienlos en local, pues eso es
imprescindible en los preparativos.
Súbanlos uno a uno y sin traspiés
(hay diversos sistemas efectivos).
Ya llegan los momentos de fruición,
¡qué gusto comenzar la instalación!
3. Del esmero y cuidado al editar el fichero de configuración
Hay un fichero clave en el proceso,
“u-ve-do-ble-con-fig-pe-ha-che-pé”.
Edítenlo con tino y embeleso,
pues suele aquí encontrarse el porqué
de que la instalación tope con hueso
y pueda fracasar (ténganme fe).
Servidor, usuario y contraseña:
son de la instalación el santo y seña.
4. Gozo jubiloso del asistente de instalación
No espere, y lance su navegador
al directorio de la aplicación;
da igual que sea primer instalador
o de la Red glorioso campeón.
WordPress toma el mando con rigor,
y, experto capitán, mano al timón,
despliega, impecable, el asistente:
en un tris queda el blog listo y al dente.
5. Arribada anhelante a la trastienda del blog
Si para el blog desea un happy end
deberá distinguir entre dos partes:
lo que ven los usuarios, o frontend,
y el menú de gestión, sublimes artes
de la trastienda, llámase el backend,
(aunque ignores inglés, tú no te apartes).
Vaya al backend, bloguero, sin tardanza
pues ahí comienza toda su esperanza.
6. Donde el poeta exhorta a una meditación serena antes de bloguear
Antes de escribir nada, reflexione,
y párese a pensar. “Festina lente”
debe ser un consejo que aprisione
su natural impulso vehemente
de pretender que todo le funcione
como si fuera un blogger competente.
Es hora ya, desde el menú de Opciones,
de tomar con firmeza decisiones.
…
Quienes deseen continuar con el manual, harán bien en tener a la vista la definición de octava real que propone la Wikipedia y el artículo de Catalina Palomares Expósito y José Palomares Expósito, “La ‘Octava real’ y la épica renacentista española. Notas para un estudio”, LEMIR, 8, 2004, <http://parnaseo.uv.es/Lemir/Revista/Revista8/Palomares/Epicarenacentista.htm>. Si persisten en su afán versificador, les serán especialmente útiles dos aplicaciones que ya he citado más de una vez en este blog y que se pueden descargar de Herramientas de Poeta Zurdo: el programa de versificación Sílabas y el diccionario de rimas Zurdo2.
Elisa dice
¡Madre mía! ¡Y yo con estos pelos, recién llegada de las evaluaciones! A ver si en vacaciones mi musa despierta y puedo dar una respuesta medianamente digna a tamaña exhibición de tus portentosas facultades.
Y qué pena que mi alumnado alcoseño y mis vástagos adolescentes no respondan a mis retos con la misma presteza que tú. A ver si me mandas un poco de ese pundonor (que no cabezonería) navarro, que esta juventud que me rodea es un poco desidiosa.
Leonor Quintana dice
Pardiez, qué sistema más complicado…
Bien hice yo que en mi gran ignorancia,
sin tener en cuenta que era pecado,
usé el «Blogger» sin darle importancia,
queriendo tener un buen resultado,
aunque me digan que pierdo elegancia.
Estudien los cultos su largo manual,
que para los llanos «Blogger» no está mal.
Un cordial saludo y mi rendida admiracιón.
JMGS dice
Siempre tienes que lanzar la última palabra, Tigre, pero no me rindo y, al igual que Elisa, acepto tu guante, aunque debo tomarme mi tiempo para lanzarme al combate versibloguero. Emplazado quedo (¡Dios, qué miedo!) y mientras el verbo llega, unos versos.
Voto a dios que me espanta esta proeza
y que diera gigas por igualarla,
mas no me siento ahora de una pieza
tras reuniones y didáctica charla
de vejetes, mozos y sus lindezas.
Si las musas me obsequian con la parla,
en los futuros días yo prometo
abordar del wordpress algún aspeto.
Eduardo Larequi dice
Elisa, todos los blogueros versificadores anhelamos tu intervención, una vez te recuperes de las evaluaciones.
Leonor, José María, sois unos hachas. Aquí os espero a los dos (por cierto, JMGS, la rima «prometo»-«aspeto» es una delicia; además de las resonancias clásicas, por ahí asoma un guiño intertextual a los modos expresivos del inefable José Blanco).
Antonio dice
¿Qué es WordPress?
preguntas clavando tus octavas
en mi Google Reader azul.
¿Qué es Worpress?
Wordpress eres tú.
Y yo me iré, y se quedará Eduardo cantando…
Leonor Quintana dice
Lamentándolo mucho, yo no puedo
-pues no sé del «WordPress» los entresijos-
seguir con este manual tan bloguero.
Envidio a quienes siendo más chicos
consiguen hacer del sistema un juego
que enseña y deleita a los nuestros hijos.
Tan solo una cosa más añadiré:
Larequi domina la octava… Doy fe!
Leonor Quintana dice
Upsss!
Acabo de ver que la octava real requiere rima consonante.
Lo que aprendo en tu blog, Eduardo!
¿Por qué me resultan más fáciles los octasílabos que los endecasílabos?
De verdad me gustaría saberlo, Eduardo, que estoy aquí para jugar pero también aprendo mucho.
Eduardo Larequi dice
Ya que me haces la consulta, Leonor, me vas a permitir que me ponga un poco profesoral: el octosílabo es el verso más abundante en la poesía castellana, y el más típico no sólo de la lírica culta, sino también de la popular. Muchas coplas, refranes, historietas y hasta letras de canciones contemporáneas están en octosílabos. Tenemos, por tanto, el oído hecho al octosílabo. «Nos sale solo», podríamos decir. Si no recuerdo mal mis clases de métrica, fonética y fonología, las ocho sílabas constituyen, además, la longitud media del período de articulación típico del español.
Por cierto, del 10 al 17 de abril visitaré Grecia. A mi vuelta estoy seguro de que publicaré muchas fotos. Ahora mismo, para ambientarme, estoy leyendo una estupenda novela de Pétros Markaris, Defensa cerrada.
Leonor Quintana dice
Muchas gracias, Eduardo.
Siempre me sale «octasílabo» en vez de «octosílabo»… No me lo tengas en cuenta ;-)
Espero que disfrutes del viaje y, si necesitas algo, ya sabes…
Eduardo Larequi dice
Tomo nota de tu amabilísimo ofrecimiento, Leonor. Muchas gracias a ti.
Eduardo Larequi dice
Pues no me parece mal antídoto. Y contra la soledad, la incomunicación, las tentaciones de la rutina y la pereza, y otros mil vicios que no cito por no ponerme en plan predicador.
Cris para miapuesta dice
muy interesante