Hace casi un mes comenté en esta bitácora La dalia negra, la última película de Brian de Palma, basada en la novela homónima de James Ellroy. En la entrada señalé cuánto me habían gustado las novelas del escritor norteamericano, y en particular Los Ángeles confidencial y Jazz blanco, dos de las que integran el llamado “cuarteto de Los Ángeles”, y lo poco convencido que había salido de la película.
Pues bien, acabo de terminar la novela y me confirmo en lo que dije en la mencionada reseña: aunque meritorio por la calidad de su adaptación y por la eficacia en la recreación del universo angelino de hacia 1947, el filme de Brian de Palma es un pálido reflejo de la intensidad y la fuerza de esta espléndida novela negra, pródiga en violencias, corrupciones y personajes obsesivos. Un reflejo descolorido y apagado, porque en la película no hay casi nada de la tensión, la turbiedad y hasta la desesperación que recorren el relato de Ellroy.
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