Aunque este fragmento de audio sea bastante más largo de lo que aconsejaría la prudencia (como siga a este ritmo me voy a quedar sin espacio de alojamiento en dos patadas), no me resisto a colgar un precioso ejemplo de la música de Elmer Bernstein, uno de los mejores autores de bandas sonoras del cine norteamericano, autor de partituras tan inolvidables como las de Los siete magníficos, La gran evasión, Los hijos de Katie Elder, El puente de Remagen o Amanecer zulú.
Recuerdo que la primera vez que vi la película de Todd Haynes (2002), me impresionaron favorablemente muchos detalles: las excelentes interpretaciones de Julianne Moore y Dennis Haysbert (qué presencia física la de este actor negro, que a pesar de su corpulencia se distingue por una enorme capacidad para expresar la ternura), la vibrante paleta cromática, que tanto recuerda a la de los filmes de Douglas Sirk, y sobre todo la belleza, el patetismo de este tema de Bernstein, verdaderamente desgarrador en tantos compases. La de Lejos del cielo fue una de las últimas bandas sonoras del compositor neoyorkino (muerto en agosto de 2004), y en ella se adivina un tono apasionado y a la vez elegíaco que no puede ser casual.
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