Este blog nunca ha pretendido ser una crónica periodística, y su autor jamás ha albergado la tentación de hacerse pasar por un reportero de sucesos. Sin embargo, hay ocasiones en las que la actualidad lo es todo. Por ejemplo, esta tarde: el sonido siempre inquietante de los silbatos de la policía, el barullo del tráfico y el insólito rumor de la gente concentrada en la calle, justo debajo de nuestro balcón, nos han despertado de la siesta.
Hemos salido a la ventana para comprobar qué ocurría y nos hemos encontrado con un espectáculo de esos que las crónicas periodísticas de hace unos años calificaban como «pavorosos» o «dantescos». Convertido en involuntario y torpe reportero, se lo ofrezco a todos los lectores de La Bitácora del Tigre, en rigurosa primicia.
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